La iglesia de San Miguel Arcángel es uno de los diez templos medievales que se erigieron en Villalpando, Zamora.
El estilo fue mudéjar, aunque las continuas remodelaciones posteriores provocaron que apenas pervivan testimonios de los elementos realizados en ladrillo. Se emplearon también materiales como canto rodado y tierra, quedando la piedra de sillería relegada a las partes nobles del edificio como las pilastras o la parte inferior de la espadaña.
Los primeros documentos que mencionan a este monumento datan del año 1168, lo que significa que su origen se remonta a mediados del siglo XII. Se cree que pudo haberse construido sobre los restos de una iglesia visigótica, aunque no queda ningún vestigio de esta.
En 1179, Fernando II de León donó el templo a los sanjuanistas, y junto a él se fundó una casa-convento de religiosas de la regla de Santa Clara, que también desapareció.
Construida en el siglo XII, esta iglesia fue la encargada de albergar la primitiva cerca de la villa de Villalpando. Se usó como parte de la muralla defensiva, tal y como ocurrió con la torre de San Miguel que fue construida para fines religiosos y defensivos.
Gracias a su ubicación cercana a la muralla y al palacio de los Condestables, este lugar se convirtió en uno de los principales puntos de referencia de Villalpando.
En el siglo XVI, los condestables de Castilla acudían a la iglesia para escuchar misa, así mismo lo hicieron los hijos de Francisco I durante su cautiverio en Villalpando. En el mismo siglo, el VI conde de Monterrey, o Diego Torres Bollo, fue bautizado en el templo villalpandino.
Con el paso de los siglos, la Torre de San Miguel y el resto del templo se fue transformando. En el siglo XVIII buena parte de los elementos se renovaron, como los arcos de medio punto de estilo barroco.
Más adelante, en el siglo XIX, se realizaron obras de gran calado que dieron estabilidad estructural al inmueble durante el siglo XX. Sin embargo, la iglesia se cerró al culto en 1973, exceptuando algunas celebraciones litúrgicas puntuales. A partir de 1976 y hasta 1982 el templo estuvo en estado de abandono y fue vendido a un particular.
Estado de conservación
Desde finales del siglo XX, el proceso de ruina de la techumbre ha acelerado el derrumbe de la antigua construcción. En 2005, el arco formero de la nave más grande y las pechinas, así como parte de los muros del presbiterio, se vinieron abajo.
Hoy en día, solamente algunos muros se mantienen en pie gracias a los sillares de las zonas bajas. También se conservan los tapiales de la sacristía nueva y la cabecera coronada por una espadaña, aunque los ladrillos que la rematan se van desprendiendo con el paso del tiempo. Dentro, tras una tapia de contención, hay escombros, vigas desplomadas y vegetación que ha tomado posesión del lugar (incluyendo un árbol que ha crecido en una de sus estancias).
La suciedad también se ha apoderado del lugar, convirtiéndolo en un basurero. El edificio se encuentra en un estado de ruina avanzada.
Motivos de inclusión y retirada
Las ruinas de este templo son unos de los escasos restos de las numerosas iglesias que existieron en la localidad. La iglesia se encuentra abandonada, descuidada y sin haber sido objeto de ninguna intervención que asegure sus ruinas, a pesar de su gran valor arquitectónico y su relevancia histórica.
