Se notan las ganas de fiesta cuando llega agosto. Ahora, nuestro calendario está lleno de marcas, y pocos son los fines de semana que dejamos libres a la improvisación. Pero, si todavía te queda algún día por ocupar, debes conocer estas 5 fiestas populares de la región:
El Chúndara de Peñafiel
La localidad de la Ribera del Duero vallisoletana cuenta con una de las fiestas más refrescantes del verano de Castilla y León. Los días de agosto en torno a las fiestas de Nuestra Señora y San Roque se celebrará el célebre ‘Chúndara’.
Se trata de un pasacalles por el centro del pueblo, en el que el público baila y salta al son de la música del pasodoble «la Entrada», mientras los vecinos, desde los balcones de sus casas, les arrojan agua, ya sea en cubos o en mangueras. En todo momento las charangas ocupan las calles animando con su música y transformando el ambiente en un gran encuentro popular, que culmina en la Plaza del Coso, donde, a continuación da comienzo al festejo taurino que se celebra cada uno de esos días.
Fiesta Barroca de Lerma
La localidad burgalesa de Lerma celebra desde el año 2000 esta original Fiesta Barroca, que recuerda aquellas suntuosas celebraciones organizadas por el valido del rey Felipe III, el Duque de Lerma, con el fin de atraer la atención de los nobles, impresionar a los embajadores extranjeros, y hacer olvidar al pueblo español las miserias y la decadencia que vivía el país tras las guerras del siglo anterior.
Celebrada durante el primer fin de semana de agosto, los actos organizados por la asociación cultural ‘La Hormiga’, y que involucran a buena parte de los vecinos de la localidad, pretenden trasladarnos a esa Lerma cortesana del siglo XVII. Para ello sus calles se engalanan con tapices y colchas, sobre las que desfilan diablillos, zancudos, gigantones, enanos, así como un nutrido grupo de figurantes, vestidos de época. También se realizan representaciones teatrales, mascaradas y espectáculos pirotécnicos.
Los encierros de Cuéllar
Declarados de Interés Turístico Internacional, los encierros de la localidad segoviana de Cuéllar son los más antiguos de España. Su antigüedad está demostrada a través de los documentos que se conservan en el Archivo Histórico de la Villa de Cuéllar, gracias a un acuerdo sinodal firmado en 1215 por el obispo Geraldo de Segovia en el que se prohibía a los clérigos la asistencia a los «juegos de toros», ya arraigados en esa época en la población cuellarana.
En la actualidad se celebran cinco encierros en torno a las fiestas de Nuestra Señora del Rosario. En ellos los astados salen de los Corrales, en la ribera del río Cega, a las 8 de la mañana y son conducidos, en un recorrido de 5 kilómetros a través de los pinares, por un grupo de caballistas. Después, en torno a las 9:30 de la mañana, llegan a Cuéllar, y se realiza el encierro por un circuito urbano, de 1,5 kilómetros aproximadamente, hasta llegar a la plaza de toros, donde se realiza “la Probadilla”, que puede asimilarse a una capea.
Las relaciones con los famosos encierros de Pamplona son numerosas, como por ejemplo la fecha de celebración, ya que a principios del siglo XX se celebraban los primeros días de julio, hasta que en 1921 se trasladaron las fiestas al último domingo de agosto para evitar la coincidencia con los Sanfermines. Este 2023, se celebrarán del 27 al 31 de agosto.
El ‘chiborra’ de Cisneros
Son numerosas las fiestas y tradiciones que se celebran en la localidad, pero entre todas ellas cabe destacar la celebración en honor a la Virgen del Castillo, con el colorido ‘chiborra’ como protagonista.
Celebrada a mediados de septiembre, durante tres días, un travieso personaje denominado el chiborra, circula por las calles de la localidad vestido de colores chillones (rojo y amarillo), tuteando a las autoridades, metiéndose con vecinos y forasteros o asaltando corrales. Pero no se irá de rositas, pues en el último día es juzgado por los vecinos por todas sus fechorías en ‘el día del azote de la burra’, el 9 de septiembre.
Pero el chiborra no anda solo por el pueblo durante los días de fiesta. Siempre va acompañado de los ocho danzantes vestidos de blanco, que según la tradición son símbolo de gracia por sus danzas religiosas.
Descenso internacional del Pisuerga
Declarada fiesta de Interés Turístico Nacional, el Descenso Internacional del Pisuerga se desarrolla desde el año 1965 y es una competición que, después de la famosa bajada del Sella, está considerada como la más importante de esta categoría. Consiste en un recorrido de 17 kilómetros por el curso del río desde la salida en Olleros de Pisuerga, hasta el Puente de las Monjas de Alar del Rey.
Toda una pugna contra los “dominios del Rey Neptuno”, como lo llaman en esta legendaria prueba, en la que los palistas contarán con el apoyo incondicional de vecinos y turistas. La competición en sí misma empieza el día 15 de agosto, pero la Fiesta de las Piraguas arranca la jornada anterior con un desfile de banderas que culmina en el monumento al Piragüismo para, seguidamente, realizar el ritual de imposición de bandas a la reina de las Piraguas y a su “corte de sirenas”.