Ricardo Ortega
Ya se ha iniciado la cuenta atrás para conmemorar la unión de León y Castilla bajo una misma corona. Tendrá lugar en 2030, cuando se cumplirán 800 años de que ambos territorios coincidan bajo el trono de Fernando III.
Desde el minuto uno ya se vio venir la bronca, pero conviene deslindar conceptos y poner puntos sobre las íes para minimizar el conflicto y reducir al máximo la reiteración de argumentos cuñadiles.
En 1230 Fernando III el Santo recibía Castilla de manos de su madre, doña Berenguela, y León por parte de su progenitor, Alfonso IX.
¿León deja de existir y se convierte en parte de Castilla?
No tan deprisa. León siguió existiendo como reino y sus instituciones siguieron funcionando, como poco, hasta la Guerra de la Independencia, que se desarrolla entre 1808 y 1814.
Aquí hay que dejar claro que no es lo mismo un reino que una corona. Cada reino mantiene su entidad y sus instituciones, pero es posible que un mismo monarca llegue a serlo de varios reinos de forma simultánea. Es decir, que una corona abarca varios reinos.
Es lo que se denomina una unión dinástica, fenómeno en el que los reinos, Estados, dominios o títulos no son integrados o fusionados, sino que la misma persona posee cada uno de ellos en forma independiente. ¿Recordamos el caso del Impero Austro-Húngaro?
Por lo tanto, la Corona de Castilla incluía varios reinos, entre ellos… el de Castilla. La Corona de León, por su parte, incluía Asturias y Galicia.
¿Cuándo nace el reino de León? ¿Y el de Castilla?
El reino de León había surgido a partir del reino de Asturias, que ocupaba también la denominada Asturias de Santillana (centro y occidente de la actual Cantabria).
Castilla, por su parte, fue en principio un condado dentro del reino de León. En la segunda mitad del siglo X, durante las guerras civiles leonesas, se comportó con cada vez mayor independencia, para caer finalmente en la órbita navarra en el reinado de Sancho III el Grande, que aseguraría el condado para su hijo Fernando Sánchez.
En 1037, Fernando I se rebela contra el rey de León, Bermudo III, que muere en la batalla de Tamarón, convirtiéndose en rey de León a través de su matrimonio con Sancha, hermana del fallecido. Paradojas de la historia. El condado castellano se convertía así en parte del patrimonio regio.
A la muerte de Fernando I, dividió sus estados entre sus hijos. Su favorito, Alfonso, recibió el reino de León y la primacía que este título le otorgaba sobre sus hermanos.
A Sancho le correspondió el condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y el hijo menor, García, recibió Galicia.
La división duró poco: entre 1071 y 1072 Sancho derrocó a sus hermanos y se anexionó sus reinos, aunque murió asesinado este último año. Su triste final sobrevino mientras ponía cerco a la ciudad de Zamora, y según la ‘Crónica najerense’ el asesino fue el noble leonés Vellido Dolfos.
De este modo, Alfonso VI lograba reunificar de nuevo la herencia de Fernando I, que permaneció indivisa hasta 1157. ¿Esto no nos recuerda a la historia del Cid? Evidentemente, pero hay que dejar claro que este caballero burgalés, de Vivar, acabó desterrado por sus trifulcas con los nobles leoneses, y no por exigir a Alfonso que jurara que no tenía relación con la muerte de su hermano.
Así se sucedieron las idas y venidas hasta el mencionado 1230, que ahora recordamos.
¿Estamos hablando del nacimiento de la actual Castilla y León?
Ni mucho menos. Hay que tener en cuenta que León se prolongaba hacia el sur hasta abarcar gran parte de la actual Extremadura, mientras que el reino de Castilla incluía el resto del valle del Duero y parte de la actual Castilla-La Mancha. Aunque la corona abarcaba varios reinos más, como el de Toledo.
Al principio, las cortes de las dos Coronas se reunían de forma separada, cada una en su territorio y con las actas en diferentes lenguas (castellano y leonés y gallego). No obstante, después de Fernando III la reunión conjunta de las cortes terminó siendo permanente.
Con Alfonso X el Sabio, la mayoría de las reuniones de Cortes son conjuntas. Las Cortes de 1258 en Valladolid son “De Castiella e de Estremadura e de tierra de León y las de Sevilla”.