Ricardo Ortega
España no sería la misma sin figuras como la de Julián Sanz del Río, filósofo, jurista y pedagogo que introdujo el krausismo y fue decisivo en la evolución del pensamiento y la educación en nuestro país.
Figura muy reconocida, también se ganó numerosos enemigos por su empeño en superar el sistema de enseñanza monopolizado por la Iglesia católica.
Sanz del Río nació en 1814 en Torrearévalo (Soria), hijo de Gregoria y Vicente, labradores pobres. Quedó huérfano a los diez años y fue recogido por su tío Fermín, sacerdote, que se encargó de su instrucción.
Siguió cursos de Derecho en Granada y Toledo, y finalizó sus estudios en la Universidad Central de Madrid.
1843 fue un año importante en su vida, puesto que fue enviado a Alemania por Pedro Gómez de la Serna, catedrático de Derecho Político y en ese momento ministro de Gobernación.
En Heidelberg se reunió con otros pensadores alemanes del círculo krausista, con los que mantuvo una interesante correspondencia durante el resto de su vida.
Animó a algunos colegas a la creación de una Sociedad Literaria para el estudio y discusión sobre la Ciencia Analítica, que dio como fruto el primer Círculo Filosófico.
Como profesor de Filosofía del Derecho, suscitó entre sus alumnos tal admiración que pusieron en marcha un movimiento ideológico intelectual sin precedentes, que culminaría con una gran reforma en la educación. Aquello germinaría en diferentes cambios políticos y sociales y llevaría a crear la Institución Libre de Enseñanza en 1876.
Un “hereje recalcitrante”
La respuesta de las fuerzas conservadoras a la europeización y renovación de Sanz del Río, «hereje recalcitrante», fue una larga persecución con duras campañas. Tal acoso consiguió un expediente sancionador contra Sanz del Río y su expulsión de la docencia.
En 1868, con el triunfo de la ‘Gloriosa’, Sanz del Río fue repuesto en su cátedra.
Falleció antes de ver en marcha la Institución Libre de Enseñanza, que él inspiró. Descansa junto a Fernando de Castro en el cementerio civil de Madrid.
El Krausismo en España
El krausismo defiende la tolerancia académica y la libertad de cátedra frente al dogmatismo.
Alrededor del año 1840, un grupo de juristas españoles, entre ellos Julián Sanz del Río, buscan una doctrina política que dentro del liberalismo inicie el proceso regenerador que necesita el país y contenga en sí un elemento espiritual que no se encuentra en la formulación del liberalismo entonces en boga.
Las implicaciones pedagógicas de la filosofía krausista obligan a poner en contacto directo al alumno con la naturaleza y con cualquier objeto de conocimiento (de ahí la importancia de las clases experimentales y de las excursiones).
También lleva a establecer un gradualismo desde los gérmenes de cada disciplina de conocimiento hasta la suma interconexión de los niveles superiores.
Por otra parte, es fundamental en el krausismo la laicidad y la creencia antidogmática en un dios ajeno a reglamentaciones de ningún tipo (y por tanto en contra de la versión teísta).
Si bien Krause tuvo fieles seguidores en Bélgica, Holanda y Latinoamérica, fue en España donde ejerció un influjo duradero en la vida artística e intelectual entre 1868 y 1936, fecha en que el golpe de Estado dispersó por el mundo a sus miembros más destacados.
Como estudiosos del krausismo en España (y la Institución Libre de Enseñanza, tan vinculada a él) han destacado Juan López-Morillas, María Dolores Gómez Molleda, Vicente Cacho Viu, Elías Díaz, Julio Caro Baroja o Eloy Terrón.
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Imagen principal: imagen tomada de la web dedicada a Julián Sanz.