Texto: Chelo Miñana
Adentrarte en la Sierra de Francia es olvidar los paisajes de llanuras con eternos horizontes, para hacer inmersión en una zona de incomparable belleza hecha de rincones verdes, de contrastes y de límites naturales y provinciales.
Todavía sin bajar del coche, se vislumbra toda la exuberancia natural que tendremos a nuestro alcance durante nuestra estancia en el corazón de un frondoso bosque de la reserva natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. El Hotel Rural Porta Coeli es, queriendo o sin querer, parte de esta Reserva de la Biosfera localizada en la provincia de Salamanca, a tan solo 75 kilómetros de la frontera con Portugal.
Una salida que obliga y merece meter en la maleta un calzado apropiado, para al menos recorrer parte de los 110 kilómetros de senderos señalizados y ordenados en 17 rutas. Es necesario perderse entre robles y castaños, porque el premio está en encontrarse al final de los largos paseos disfrutando de las magníficas vistas panorámicas desde la terraza del hotel.
Piedra y madera para integrarse en el entorno natural, minimalismo y toque de vanguardia para ofrecer un contraste que nos permita disfrutar más si cabe y de forma diferente de la zona de Sierra de Béjar.
El complemento perfecto y la guinda del pastel, recogerte al final de la jornada en su restaurante dedicado con mimo a la cocina de mercado y a los ingredientes naturales, para completar una estancia de ensueño.
Da igual cuál sea el motivo del viaje, y da igual si somos más o menos entendidos. La gastronomía del lugar atrapa y se presenta de múltiples formas y maneras; Sierra de Francia no es una excepción.
Todo en uno
Podemos hablar del cabrito, de las patatas meneás, del zorongollo… porque, cuando llegamos desde las grandes ciudades, la panadería del pueblo más pequeño y más apartado ofrece panes, magdalenas y hornazos que reactivan olores y sabores que pensábamos perdidos. Y compiten con experiencias más sofisticadas para ganar el pulso por sencillez y pureza.
Los amantes del vino también van a encontrar sus pequeños tesoros, en forma de bodegas tradicionales que elaboran vinos con la variedad autóctona rufete, siendo la Denominación de Origen Protegida Sierra de Salamanca una de las zonas vitivinícolas más pequeñas de España. Seguir al vino en su camino te da sorpresas, como encontrarte un pequeño museo del vino situado en la localidad de Sotoserrano, en el interior de la bodega Cuarta Generación, mezcla de tradición, saber hacer y gusto por las cosas bien hechas, pequeñas píldoras de pasión que se trasmiten en el contenido de una botella y que llevan consigo historias familiares increíbles y apasionantes… Conocerlas bien merece una visita.
Paisaje, fauna, gastronomía… un todo en uno. Para disfrutar en pareja, en familia o con amigos la elección es fácil porque la oferta es amplia y variada, porque el territorio merece más de una visita y con el final de la primera vamos a fijar fecha para repetir en cuanto tengamos unos días libres.
Descubrir el destino, descubrir el hotel… Descubrir un hotel, descubrir un destino.
