Yago Costoya
El cristo más grande de España se encuentra en Castilla y León, mide alrededor de 21 metros y atisba sobre un otero, las llanuras de Tierra de Campos sobre las que emerge Palencia, cuna de la primera universidad de España y cofre de ‘La Bella Desconocida’.
El Cristo del Otero, también denominado ‘Monumento al Sagrado Corazón de Jesús’, es una de las estatuas de Jesucristo más grandes del mundo. Se inauguró en 1931, mismo año que el Cristo Redentor de Río de Janeiro, con el que también comparte la similitud de teñirse durante las noches gracias a un sistema de iluminación inteligente que lo llena de color. La obra palentina no forma parte de las siete maravillas del mundo, como sí lo hace su escultura hermandada, pero sin duda, es uno de los grandes símbolos que alberga nuestra comunidad.
Bajo la presencia del Cristo, se encuentra la ermita de Santa María del Otero, sobre una explanada que permite a los visitantes contemplar una sugestiva panorámica de la ciudad. También se encuentra un pequeño museo dedicado a su autor, uno de los precursores de la escultura contemporánea española, que, con el corazón en un puño, se vio forzado a dejar atrás su Palencia natal a causa de la Guerra Civil. Sin embargo, lo que no le permitió la vida se lo concedió la muerte, pues quiso que sus restos encontrasen el reposo bajo el resguardo de esta obra, una de las más significativas de Victorio Macho.
Victorio Macho
Fue el artista que se encargó de poner ‘pies y cabeza’ a esta escultura, construida con piedra y granito. Su estilo recuerda al art déco, con resonancias cubistas e influencia del Antiguo Egipto mediante la postura en la que se erige la figura.
Responsable de grandes obras en el Parque de El Retiro de Madrid, como el monumento a Benito Pérez Galdós o el de Ramón y Cajal; la fuente en honor a Concha Espina, en Santander; y de diversas obras en Toledo, donde vivió parte de su vida tras el exilio y cuya vivienda se reconvirtió en otro museo. No obstante, también permanecen algunas de sus huellas por el casco urbano palentino.
Festividades
El domingo más próximo al 16 de abril se celebra a los pies de la escultura, una romería dedicada a Santo Toribio, obispo de Astorga.
Según cuenta la leyenda, en el año 447, en un intento del santo por convertir a los palentinos de la herejía priscilianista al cristianismo, fue apedreado y exiliado de la ciudad, teniendo que refugiarse en la ermita de Santa María del Otero. Fue entonces cuando unas fuertes lluvias causaron una desmesurada crecida del río Carrión que provocó la inundación de las calles de Palencia, los vecinos atribuyeron el acontecimiento a un castigo divino. Fruto del temor que recorrió por sus venas, subieron hasta el cerro para disculparse y pedir que las aguas volvieran a su cauce.
En recuerdo del apedreamiento del Santo, la festividad que reúne cada año a miles de palentinos en la tradicional pedrea del pan y el quesillo en las laderas del cerro lleva desde 2007 reconocida con el distintivo de Interés Turístico Regional.
Durante la tarde del Domingo de Ramos, los cofrades ascienden hasta lo alto del cerro, cargando en sus hombros las imágenes del Santísimo Cristo de la Vera Cruz o Nuestra Señora del Dolor, protagonizando uno de los encuentros más singulares y arduos de la Semana Santa de Palencia.
