Lara Arias
En el corazón del arte contemporáneo de Salamanca, en la sala DA2 Domus Artium 2002, se exhibe la exposición titulada “Trabajos de Máster”, que incluye la pieza “La raya en el ojo”, de Carla Crespo Faza (Santander, 2000), más conocida en el mundo del arte como “La Carla” (@carlacrespofaza). Un proyecto que se enmarca dentro del Trabajo de Final de Máster de Producción y Prácticas Artísticas de la USAL. Con tan solo 24 años, Carla se posiciona como una voz emergente en la exploración de temas cotidianos a través del arte. El mensaje que esconde esta colección es hablar de lo absurdo del pensamiento dicotómico a través de la práctica del maquillaje. La exposición estará disponible hasta el próximo 29 de octubre.
El mensaje que esconde ‘La raya en el ojo’ es hablar de lo absurdo del pensamiento divisorio y binario a través de la práctica del maquillaje en la que Carla explica que el título alude a una mirada crítica y observadora, haciendo un juego de palabras con el delineador, un elemento central en el discurso artístico. A través de su obra, Carla valora lo sencillo y lo brillante como generadores de discurso, distanciándose de las narrativas tradicionales dominadas por voces masculinas.
Uno de los principales puntos que recoge esta pieza es la apreciación de lo sencillo, lo brillante, lo superficial y lo bonito como aspectos relevantes, generadores de discurso y de debate. “A lo largo de este último año me he dado cuenta de que lo que realmente me interesa suele encontrarse entre lo cotidiano. No me interesa tanto un discurso más tremendista en el que se traten temas “importantes” como la vida, la muerte, Dios, la conciencia…”, manifiesta la artista.
La pieza consta de veinticinco telas, pero realmente están dispuestas en dos partes. De alguna manera estas fracciones hacen alusión a la parte discursiva de la obra en la que se habla del absurdo de la separación en binarios irreconciliables.
Es por esto por lo que abstracción y figuración, que en este contexto son opuestos, conforman una dicotomía. “La parte abstracta, formada por una serie de manchas realizadas a través de pigmentos esparcidos directamente sobre la tela (sombras de ojos) y otros materiales más grasos (carmines, cremas etc.) habla de la creatividad, de los brillos, de las sombras, del color y lo bonito. Por otro lado, la parte figurativa se tratan de dibujos de línea realizados con un proyector y rotuladores y tratan los autocuidados, las amigas, las disidencias, la cultura de internet, la adolescencia o lo generacional”, explica la artista.
Proceso creativo
La génesis de este proyecto se encuentra en un “fanzine” titulado ‘14 días de pensar en cosas’, donde Carla reflexionaba sobre aspectos significativos de su adolescencia. El maquillaje, recurrente en sus escritos, se convirtió en el hilo conductor de su obra. Su pieza combina abstracción y figuración, utilizando sombras, carmines y brillantina para representar lo cotidiano y lo virtual, el autocuidado y las relaciones interpersonales, desplegadas en una estructura de carrusel que remite a un expositor de maquillaje. “Todo esto acabó siendo dispuesto en una estructura en forma de carrusel que es un guiño a la forma de un expositor de una tienda, siguiendo con la idea del maquillaje como catalizador de todo este discurso”, explica Crespo Faza.
Cabe destacar que no busca ofrecer un punto de vista o una respuesta a ninguna cuestión, sino abrir debate y plantear ciertas preguntas que parecen importantes. “Por mi parte sí que he sacado mis propias conclusiones del proceso de elaboración de este proyecto, pero me gustaría que cada cual sacase las suyas propias. Quizás con eso me refería a rehuir de lo clásico, me gustan las cosas dinámicas, abiertas a debate, cambiantes, polémicas. No me gustan las verdades absolutas ni las lógicas instauradas” explica Crespo Faza.
Narrativa artística
Carla Crespo reconoce que su enfoque en lo cotidiano y su uso de colores brillantes a menudo es subestimado en el ámbito académico, percibido como infantil. Sin embargo, ella se reafirma en su propósito de desafiar estas percepciones, creyendo firmemente en la importancia de las narrativas femeninas en la cultura. “Quizás mi interés acerca de estos temas viene de la sensación casi constante que he percibido dentro del ámbito académico de cierta inferioridad por no estar tan involucrada con lo “relevante” como diría que lo está la mayoría de mis compañeros”, señala la artista.
Asimismo, aunque reconoce avances en la inclusión femenina, señala que la cultura producida por mujeres sigue siendo principalmente consumida por ellas mismas, indicando una necesidad de integración más profunda en el núcleo cultural. “Es esencial que las mujeres consumamos nuestra propia historia, obra y narrativas, pero creo que la cultura femenina, pese a estar más extendida cada vez, sigue siendo bastante exclusiva del extrarradio, de lo que se mueve orbitando la burbuja que compone lo hegemónico y normativo”, manifiesta Carla Crespo.
Presiones y futuro en el arte
La artista santanderina admite sentir presiones durante los bloqueos creativos, pero también experimenta gran satisfacción cuando las ideas fluyen. “Creo que toda persona que se dedique o pretenda dedicarse a lo creativo pasa por épocas de bloqueo o de falta de ideas. Para mí, estas fases (que siempre acaban terminando y que de hecho considero una parte casi esencial del proceso creativo) son las que más presión me hacen sentir. En mi caso es casi inevitable que el “estar en blanco” no venga acompañado de otros pensamientos del estilo de “quizás te has equivocado, quizás no valgas para esto…” por el otro lado, los momentos en los que siento que las ideas fluyen y que tengo algo que decir son muy placenteros”, apunta la artista.
Asimismo, destaca las limitaciones del mercado laboral artístico y la precariedad de su generación como factores que generan presión, pero valora la creatividad como un campo esencial y liberador. “Más allá de mi estado emocional y cómo influye en la práctica artística, hay otros claros factores de presión, como son la poca oferta laboral en el mundo del arte, la precariedad de mi generación, la organización académica en plazos, matriculas, créditos etc…”, señala Crespo Faza.
En cuanto a su futuro, Carla desea continuar sus estudios a partir de un doctorado. Aun así, su aspiración es entrelazar su práctica artística con las cuestiones sociales que le apasionan y resuenan con sus vivencias personales. “Me gustaría en un futuro dedicarme al arte, pero también me gustaría ser escritora, o trabajar en el cine. Lo que tengo claro es que quiero seguir aprendiendo y que lo que me llena es que mi práctica artística se entrelace con las cuestiones sociales que me preocupan y repercuten”, expresa Carla Crespo.
Principales dificultades
Carla se describe a sí misma como una joven en sus veintitantos, llena de curiosidad y pasión, aunque también sujeta a la confusión y la precariedad laboral típicas de su generación. El principal obstáculo al que se enfrenta es este último. “Para empezar, creo que eso de que “el trabajo dignifica” es algo que nuestra generación, o por lo menos un sector importante de ella ya se ha descatalogado. Creo que el trabajo es necesario en el modo en el que nuestra sociedad está organizada, pero no creo que sea el fin del ser humano, ni lo que nos completa, realiza o da valor”, alega Carla Crespo.
Asimismo, dentro del mundo laboral catalogan a este sector como un fracaso. “Creo que entender un perdedor laboral como un descalificativo es perder gran parte de nuestra conciencia como individuos más allá del sistema de trabajo en el que tanta gente joven (y no tan joven) vive en la precariedad a pesar de estar sobretitulados. Creo que más que condenar, deberíamos empatizar, porque en gran parte lo somos todos”, manifiesta la artista.