Edu Mongil
¿Puede una tortilla “mal asada” acabar convertida en el símbolo de todo un pueblo? Sí, al menos es lo que ocurre en un pequeño municipio palentino. Meneses de Campos es el escenario de una curiosa leyenda medieval en la que se relacionan el rey Ordoño de León, Lope de Vega o la familia Tello… y todos alrededor de una tortilla.
Pero antes de adentrarnos en esa historia, hablemos de toponimia. Para saber el origen del nombre de esta localidad de alrededor de 150 habitantes tenemos que acudir nuevamente al saber popular y al boca a boca, ya que existen varias teorías al respecto. La primera de ellas hace referencia a la forma en la que se conocerían a los primeros habitantes del lugar, y que procedían del valle del Mena, en el norte de Burgos. Otra, en cambio, se basa en que en la documentación de Alfonso VIII ya se citaba a este lugar como ‘Menezes’.
En cualquier caso, lo que no es discutible es la relevancia histórica que ha tenido este pequeño pueblo del suroeste palentino. En el siglo XIII nacieron en Meneses dos figuras clave en la historia castellana y española. La primera de ellas es Tello Téllez, obispo de Palencia y considerado como padre de la primera universidad española. La segunda -aunque no hay registros históricos que lo atestigüen fehacientemente- es la reina María de Molina, esposa del Rey Sancho IV, y que ha pasado a la historia como una mujer de gran tenacidad y carácter conciliador.
Una artimaña con final feliz
Con estas pinceladas parece claro que Meneses fue un lugar con un peso muy relevante en el día a día del Medievo castellano. Y eso está relacionado directamente con lo que se dice que ocurrió unos siglos antes del nacimiento de los dos ilustres, y que explica su vínculo con la tortilla. La tradición cuenta que en el siglo IX el monarca leonés debía entregar cada cierto tiempo a una selección de 100 destacadas doncellas al emirato cordobés, como pago de un degradante tributo que el rey Mauregato había firmado con los musulmanes.
Para evitar formar parte de la comitiva, muchas de esas mujeres utilizaban todo tipo de artimañas, hasta cortarse las manos, como harían las siete mancas de Simancas. De una manera menos macabra, la infanta Leonila, hija de Ordoño, también decidió ingeniárselas. Concretamente, huyó de la corte leonesa disfrazada como sirvienta, y la casualidad determinó que diese a parar con sus huesos en Meneses de Campos.
En el pueblo terracampino, Leonila comenzó a servir en la casa de los Tello, una de las familias más distinguidas de la zona, y cuya tradición se vincula directamente a la de la existencia de la provincia de Palencia. Después de años sirviendo a sus amos sin revelar su verdadera identidad, la casualidad volvió a jugar sus cartas en el destino de la infanta. Las relaciones al más alto nivel de los Tello hicieron que el rey Ordoño visitase Meneses de Campos, una oportunidad única para Leonila.
Ser hija de su padre le hacía conocer, como es lógico, algunos de los secretos íntimos del rey leonés, y uno de ellos era saber exactamente el punto de la tortilla que le gustaba, y era que estuviese jugosita, “mal asada o poco hecha”. Dentro de esa “malasada” introdujo el anillo real que aún poseía, por lo que acto seguido el rey la reconoció, para terminar siendo perdonada y casándose con el primogénito de Don Tello.
Aunque nunca se sabrá cuánto hay de verdad y cuánto de mentira en esta historia, la mezcolanza genética de los Tello con la realeza está mencionada en la iglesia de Nuestra Señora del Tovar de la localidad, mediante un lema que reza: “Si queréis saber quién son los de dorados arneses, hijos de la hija son de Ordoño rey de León y de Tello de Meneses”. Además, la famosa tortilla se encuentra en el escudo de armas de la familia.
La obra de Lope de Vega
La historia de la tortilla tiene fama en el mundo del arte gracias a la obra Los Tellos de Meneses del dramaturgo Lope de Vega. Esta obra, conformada por dos partes, está considerada una de las de mayor excelencia de su carrera, y, con numerosas licencias literarias, cuenta la leyenda anteriormente relatada.
En la ficción, Leonila, se llama Elvira, pero el problema aquí sería que tenía acordado un matrimonio con el rey musulmán de Valencia, por lo que huiría hacia el cobijo de la familia Tello en Tierra de Campos. La segunda parte, menos apegada a las fuentes historiográficas, versa sobre las intrigas palaciegas y dinásticas del flamante matrimonio.
Cuando el pueblo regresó a la Edad Media
Aunque la vinculación de Meneses con la tortilla forme parte intrínseca de su identidad, los vecinos quisieron reivindicar la leyenda de la “malasada” de forma especial hace varios años. Mediante unas jornadas temáticas el pueblo volvió a convertirse en un municipio medieval con un montón de actividades de diversa índole. El punto culminante era una recreación histórica teatral basada en una adaptación libre de la obra de Lope de Vega, y en la que los actores eran los propios ciudadanos de Meneses. A ello se le sumaban desfiles, talleres, conciertos de música de época, misas en latín y demostraciones de alfarería o carpintería de la propia de la Edad Media.
Por supuesto, la tortilla también tenía su merecido espacio gracias a un original concurso previo que trataba de buscar la “malasada” más sabrosa. Como curiosidad, los ingredientes permitidos eran únicamente los disponibles en aquellos años, por lo que el uso de patata estaba prohibido, ya que el tubérculo aún no había llegado a Europa desde América.