El director general de Patrimonio Cultural, Juan Carlos Prieto, ha presentado, junto al alcalde de la localidad salmantina de Rágama, José Luis Moyano, y al delegado diocesano de Patrimonio de Salamanca, Tomás Jesús Gil, la restauración llevada a cabo por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte en la iglesia del Salvador de Rágama, cuyo coste ha ascendido a 88.465 euros.
La intervención se centra en un bien cultural de alto interés situado en la nave del evangelio del templo: la armadura de lazo apeinazado, limas moamares y diseño ochavado, realizada en madera policromada con elementos dorados. Los faldones generan su decoración en torno a una rueda de lazo de diez puntas, cuyas cintas desembocan en el octógono central del almizate con rueda de ocho.
Para completar la belleza visual del conjunto se utilizan una serie de recursos a gubia y una policromía que intercala dibujos vegetales con diversa morfología y dorados. Esta armadura es una clara muestra de las altas cotas de calidad y preciosismo que llegó a alcanzar la carpintería de armar española.
Presentaba graves deterioros debido, principalmente, a las filtraciones de agua, que ocasionaron abombamientos, deformaciones, desajustes, falta de piezas, ataque de xilófagos, pudrición y pérdidas de policromía y dorados. No obstante, se ha conservado hasta nuestros días más del 80 % original de la armadura, pudiendo recuperar en gran parte su aspecto original.
Los criterios elegidos para la restauración han sido los de una intervención lo más respetuosa posible con la obra, solucionando todos los problemas estructurales, con el objeto de eliminar y frenar los procesos de deterioro activos, llevando a cabo las mínimas actuaciones necesarias para proporcionar la adecuada consolidación del conjunto, y a nivel estético, el entendimiento de la lectura global correcta de la obra.
Durante la restauración se ha procedido a la desinsectación y consolidación del soporte, y se han solucionado los problemas estructurales más graves. Respecto a la intervención sobre la policromía y dorados, se han limpiado, fijado y reintegrado cromáticamente con tintas planas.
Trabajos de conservación
Este templo está dentro del mudéjar de ‘Tierra de Pinares’, en la zona sur del Duero, junto a centros tan importantes como Arévalo o Madrigal, pero también hay quien lo ha considerado como parte del ‘románico-mudéjar’ por su origen en los primeros años del siglo XIII, estimando su ábside como uno de los más bellos que se pueden contemplar en la provincia. Será en el siglo XVI cuando se amplíe y rehaga la mayor parte de su fábrica, pasando de su única nave, a tres, con arcos redondos semigóticos, de buenas proporciones.
De la fábrica original de ladrillo quedan importantes vestigios en el hastial occidental, que es donde se yergue la torre de la iglesia, alineada con el eje que separa la nave central de la de la epístola. Su esbelta tipología es similar a otras torres del siglo XVII construidas en la zona (Alaejos, Palacios Rubios, Rueda, Serrada), ejecutada íntegramente en ladrillo de excelente factura.
Esta torre ha sido recientemente restaurada por la Junta de Castilla y León con cofinanciación de fondos europeos, con una inversión total de 178.646 euros. En 2018 se redactó un diagnóstico completo del edificio y en 2019 se procedió a una toma de datos mediante escaneado en tres dimensiones, sobre la base del cual se redactó el proyecto de restauración que finalizó en julio de 2021.
Los trabajos principales consistieron en la limpieza de paramentos mediante tratamiento biocida/herbicida y cepillado manual, reposición de todos aquellos ladrillos que hubieran perdido parte de su volumen utilizando piezas hechas manualmente, picado y rejuntado de morteros, reposición de adornos cerámicos basados en los existentes, protecciones de huecos antiaves en los cuerpos superiores, revestimientos de cornisas y cubiertas planas con chapa de zinc quartz, restauración de veleta con integración del pararrayos con dos bajantes independientes y restauración final del zócalo de la torre. Interiormente se intervino en los cuerpos superiores, principalmente en el campanario, reparando el solado, petos e instalación eléctrica e iluminación.