Un pueblo de la España vaciada también puede tener una universidad y, por qué no, utilizarla cómo azote contra la despoblación
Daniel González
Tabanera de Cerrato ganó cuatro habitantes más en el año 2022 hasta sumar 141 habitantes según datos del INE. Un dato llamativo si se tiene en cuenta la realidad de la tierra donde se asienta. El Cerrato, una comarca al sur de la provincia de Palencia es la representación gráfica de los achaques de la España rural. Cuenta con una población de casi 25 000 habitantes repartidos en 42 municipios, la mayoría por debajo de los 500 vecinos censados, y una pirámide poblacional dramáticamente invertida.
Por eso esta cifra de Tabanera sorprende. Cuatro habitantes pueden parecer pocos. Pero en el Cerrato esto es una anomalía. Una bendita anomalía que tiene una explicación: la Universidad Rural del Cerrato, o la ‘UniRural’, como la llaman sus creadores.
Fundada en el año 2013, se trata de una asociación cultural formada actualmente por nueve socias y una decena más de colaboradores directos, que busca combatir la despoblación volviendo a establecer las conexiones con el conocimiento de la cultura rural perdida por la gran diáspora a las ciudades del siglo pasado.
Para conseguirlo, han convertido a Tabanera en su sede, y su ambición es desarrollar un verdadero campus de aprendizaje que sirva para difundir la sabiduría popular y asentar población en los pueblos. Hemos hablado con ellos para que nos cuenten su historia y proyecciones.
P. Lo primero de todo es saber cómo surgió el proyecto de la Universidad Rural en Tabanera ¿Cuál es la historia que dio comienzo a todo?
R. Todo comenzó con un par de amigos que se fueron a vivir al pajar del abuelo de uno de ellos en Tabanera y comenzaron a arreglarlo para convertirlo en su residencia. Llegan desde Palencia donde habían crecido en barrios de clase obrera sin tener conocimiento del mundo rural, pero sensibles a él gracias a su paso por el proyecto agroecológico de Amayuelas de Abajo, una localidad de Tierra de Campos donde ambos habían vivido.
Fue durante su estancia en ese pueblo donde tomaron contacto con la Universidad Rural Paulo Freire de Tierra de Campos, un proyecto que lamentablemente ahora está desactivado al no haber relevo generacional, pero que sirvió de inspiración para fundar la UniRural del Cerrato en el 2013. Este año celebramos el décimo cumpleaños.
P. En qué consiste el concepto de Universidad Rural del Cerrato. ¿Cuál es el fin que se persigue?
R. La UniRural del Cerrato forma parte de una red de universidades rurales que surgen en el año 2000 a iniciativa de pobladores rurales de las zonas de la serranía de Ronda en Málaga y Tierra de Campos en Palencia.
El fin de estas universidades es valorar la cultura campesina y el conocimiento rural, así como recuperar las soberanías que estaban presentes en la vida de nuestras abuelas y abuelos y que hemos perdido. Por ejemplo, saber hacer una casa, producir tu comida, tu ropa, cuidar un huerto, gestionar el agua y lo doméstico…
De alguna manera busca volver a establecer conexiones con la cultura rural perdida con la despoblación. Conocimiento que dejamos de valorar, no porque dejara de ser útil, sino porque pensamos erróneamente que estaba lleno de ignorancia. Ahora vemos que si la recuperamos podemos aumentar nuestras capacidades de autonomía y autogestión y de vivir respetando los límites y recursos limitados de nuestro planeta.
No vengáis a buscar trabajo, no lo hay. Tenéis que venir a crear vuestro propio trabajo.
La UniRural es un lugar que quiere ser guardián de esa llama que se está extinguiendo, la llama de la cultura popular, rural y campesina. Pero quiere, sobre todo, pasar esa llama a quienes pueblan ahora el mundo y quienes lo poblarán en el futuro. Quiere ser también conexión entre el mundo rural y quienes viven en las ciudades pero llevan al pueblo en sus corazones.
En concreto, la UniRural se ha centrado en lo que nosotras llamamos la Soberanía de la Alegría, que no es más que el fomento de las capacidades para crear y relacionarnos con el arte, cultura y ocio de manera autónoma, sin depender ni esperar a que desde las instituciones o las ciudades nos envíen productos culturales.
Hacemos cultura, hacemos arte, hacemos música o baile porque detectamos que era una de las razones por las que las personas abandonan los pueblos o no se decidían a volver a ellos, ya que pensaban que son lugares faltos de cultura, entretenimiento y diversión, más allá de la mirada al paisaje y la invitación a la tranquilidad.
P. ¿Qué actividades realizáis para conseguir vuestro propósito?
Empezamos con mucha fuerza centrándonos sobre todo en el arte y la cultura desde lo tradicional, pero intentando tender puentes con lo contemporáneo.
Los primeros cursos que se realizan son de literatura y poesía en relación al paisaje, con Julio Llamazares, de música tradicional ibérica con Eliseo Parra. Desde entonces hemos seguido haciendo talleres e iniciativas centrados en la recuperación de saberes, con la colaboración de diversas organizaciones. Nuestro próximo curso será una iniciación ornitológica con fabricación de casas nido y visita a los abejarucos de la zona.
Desde 2016 celebramos anualmente el Festival de la Tierra en primavera y el Magosto en otoño. También desde 2017 convocamos anualmente unos premios llamados Semillas en Resistencia que tienen como premio una canción hecha para las personas /organizaciones que lo ganen.
Al calor de la lumbre de la UniRural han ido calentándose muchas iniciativas laborales en la comarca como La Trama de Marta Valdivielso, un taller de artesanía textil, una compañía de teatro infantil, una empresa de cosmética natural, Arqueología Experimental de Héctor Castrillejo y también está el grupo de música el Naán y la radio comunitaria K.Jabalí, que emite cada domingo desde el confinamiento.
P. El Cerrato es víctima de la despoblación ¿Cómo ha afectado a Tabanera?
R. Tabanera ha perdido prácticamente a toda su población el éxodo rural. La tierra alimentaba a decenas de familias, ahora a solo a 10. Había dos escuelas y dos maestras, ahora no hay ninguna. Había más de 500 habitantes y, antes de llegar los nuevos pobladores, quedaban 50. Había salón del baile, cafetería y todo tipo de oficios, pero ahora no queda nada de esto. No había nacido un niño en varias décadas, pero desde que llegaron los nuevos pobladores al calor de la UniRural ya tenemos 20 habitantes más y han nacido en tres años 6 niños.
Nuestra intención es siempre trabajar el tema de la despoblación desde nuestros limitados recursos promoviendo la idea de que tener acceso a cultura y ocio es importante para que las personas decidan volver al pueblo, tanto como lo es tener internet o una vivienda.
P. Una de las luchas que tenéis abiertas es la recuperación de el antiguo Salón del Baile y convertirlo en la sede de la Universidad ¿Cuál es la historia de este espacio y cuándo y por qué se abandonó?
R. La Casa del Baile fue construido a principios del siglo XX y durante muchos años fue tienda de ultramarinos, cine, bodega o cafetería.
Era aquí donde la gente de la comarca se juntaba después del trabajo en el campo para bailar, cantar y reírse; para encontrarse, mirarse y enamorarse. Lleva abandonada desde los años 60 y queremos que vuelva a servir para lo mismo, pero en el siglo XXI.
Queremos que nuestro pueblo, nuestros hijos y nietas bailen, aprendan, luchen, resistan y compartan con gentes venidas de todos los sitios el respeto por la tierra, por el mundo rural, por la música de raíz y los bailes populares…en círculo y en pareja, agarrado y suelto, libre y acompañado.
Queremos convertir la Casa del Baile en la sede de la Universidad Rural, en sala de ensayos y conciertos y en estudio desde el que la radio comunitaria K.Jabalí emita para todos los pueblos del mundo. La recuperación de este espacio lo planeamos financiar con cursos y con una campaña de crowdfunding que saldrá a mediados de abril en Goteo.org
P. Cómo convenceríais a alguien ajeno a la comarca del Cerrato para que se fuera a vivir a ella. ¿Cuáles son las fortalezas que ofrece?
R. La comarca está muy bien situada y conectada. Ofrece pueblos pequeños con encanto y grandes paseos. El turismo rural no está muy desarrollado así que ahí hay grandes oportunidades. No vengáis a buscar trabajo, no lo hay. Tenéis que venir a crear vuestro propio trabajo.
Queremos que nuestros hijos e hijas, cuando crezcan, tengan oportunidades de formarse y trabajar aquí.
Vivir de la tierra es prácticamente imposible a no ser que heredes o tengas mucho capital para invertir en comprar terrenos y maquinaria. Otras iniciativas como granjas de gallinas criadas en libertada están funcionando bien como la experiencia de nuestra vecina Laura Polo de “Granja Pepín”, en el pueblo de Alba de Tormes.
Se puede cultivar la huerta para autoconsumo ya que es una zona que tiene bastante agua subterránea y es muy probable que algún vecino o el ayuntamiento te dejen usar un terreno abandonado.
R. ¿Cuántas personas forman parte de la Universidad? ¿Ha habido algún apoyo o acercamiento por parte de las Instituciones Públicas?
La Unirural del Cerrato la forman 9 socias, pero son colaboradoras cercanas por lo menos 10 personas más. Nunca hemos trabajado con subvenciones públicas sino que nos autogestionamos los recursos necesarios para el desarrollo de los encuentros y actividades nosotras mismas a través de los cursos y festivales.
Hemos contado siempre con el apoyo del Ayuntamiento de Tabanera que nos ha cedido espacios. También hemos trabajado en colaboración con muchas asociaciones, fundaciones y museos como el MUSAC y la Fundación Díaz Caneja.
P. ¿Cómo os veis en cinco años? ¿Y el pueblo de Tabanera?
R. En cinco años esperamos haber ayudado a la gente del pueblo, de la comarca y que ha vuelto a vivir al campo para formar una comunidad de personas que quieren hacer cosas desde el arte y la cultura para mejorar nuestras soberanías perdidas.
Queremos tener ya la Casa del Baile. Nos gustaría ser un referente en la recuperación y valoración de la cultura popular y hacer encuentros de artistas y personas que aman lo rural.
También pretendemos desarrollar un Campus de Aprendizaje Online semipresencial y tener la Casa del Baile preparada para poder llevar a cabo residencias artísticas, conciertos y festivales, así como poder alojar a personas que vengan a las actividades.
En resumen, queremos que nuestros hijos e hijas, cuando crezcan, tengan oportunidades de formarse y trabajar aquí y no se vayan a vivir a las ciudades por necesidad sino porque sea lo que ellos elijan. Ojalá lo consigamos.