En el gastrobar ‘La Quinta’, en pleno paseo de Zorrilla de Valladolid, elaboran las patatas fritas, o ‘chips’, más auténticas con tan solo tres ingredientes y el mimo de sus dos creadoras
María Sánchez
Rosana y Celina preparan con acierto y mucha dedicación unas cincuenta raciones diarias de unas patatas bravas muy especiales. ‘Chips’ naturales con lo mejor del crujiente y un corazón de lo más apetecible. Un corte fino y meticuloso, reposo en el agua y directas al aceite caliente durante unos diez o quince minutos para salir directas a escurrir y, por supuesto, a disfrutar.
El último toque tras el emplatado es la salsa brava, también casera, que no hace sino potenciar el sabor de este manjar de muchos, puesto que es uno de los platos estrella de este establecimiento situado en una de las avenidas más populares de la capital vallisoletana. Y antes de hincarles el diente, espolvorean una pizca de pimentón para aportarle ese gusto picante que ya las hace irresistibles.
Lo más importante es, según cuentan Rosana y Celina, la limpieza frecuente del aceite que utilizan, el tiempo de fritura y la calidad de las patatas que, junto con la salsa especialmente elaborada, las convierte en un plato prácticamente gourmet y al alcance de todos, por tan solo 4,5 euros por una generosa ración.
Tal es su textura y acabado que en varias ocasiones han invitado a los clientes más escépticos a comprobar por sí mismos en la cocina que no se trataba de patatas ‘chips’ de bolsa.
A pesar de que estas chips naturales o patatas bravas, como se las conoce en este establecimiento, son uno de los reclamos para la clientela, si nos acercamos hasta ‘La Quinta’ podremos disfrutar también de sus ricas rabas, su especial ensaladilla o sus mollejas de lechazo, entre otros entrantes.
Un gastrobar donde miman las patatas hasta convertirlas en parte esencial de su carta, y por supuesto de su personalidad.