Las gélidas noches de verano de Gredos no fueron inconveniente para apurar los últimos compases de un concierto que duró más de cinco horas. La edición número 11 de este encuentro no defraudó a ninguno de los asistentes
Texto y fotografías: Silvia del Río y Raúl G. Leralta
El broche de esta edición de músicos en la Naturaleza, y también de la gira ‘Todo es ahora’, tenía a priori un protagonista de excepción, Manolo García, y no defraudó.
Tras un set list de 30 canciones, repasando sus clásicos en solitario y dejando pinceladas de su etapa de El último de la fila, saliendo a cantar entre el público, interactuando y agradeciendo a sus fans, algunos incondicionales que le siguen y se colocan en las primeras filas concierto tras concierto, recibiendo regalos, flores, subiendo al público al escenario, comentando las virtudes de la Sierra de Gredos y del Tormes, haciendo mención incluso al Lazarillo, y sobre todo haciendo alarde de esa voz especial que le caracteriza y de la poesía de sus canciones, acabó, a petición del público, con la famosa ranchera “El Rey” de Vicente Fernández, coreada por los más de 7.000 presentes.
Antes de esta traca final, el nivel estuvo altísimo durante toda la velada. Rompió el hielo, y de qué manera, Duncan Dhu. Mikel Erentxun y Diego Vasallo, con una excelente banda y con aires renovados, tocaron temas de “El Duelo” y repasaron su más conocida discografía durante algo más de una hora. Con un sonido menos acústico, y un toque más eléctrico que el de etapas anteriores. La puesta en escena con la pedal steel y el banjo, tuvo un sabor rockero con pinceladas country en algunos momentos.
El centro de la noche estuvo amenizado durante casi dos horas por The Orchestra. Sobre el escenario, algunos de los integrantes de la mítica banda británica The Electric Light Orchestra (ELO), con Jeff Lyne al frente. Los asistentes disfrutaron con el ya famoso violín azul de Nik Kaminski o los teclados de Louis Clark y de temas como “Evil Woman”o “Mr Blue Sky”
Un año más, y parafraseando a Manolo García, en Gredos, nunca el tiempo es perdido…