Los almendros en flor de la Bureba son uno de esos espectáculos naturales para no perderse cada primavera. Un lugar privilegiado para poder admirar ese manto blanco rosado que todo lo cubre de belleza y planes extraordinarios es el ‘Balcón de la Bureba’ o, lo que es lo mismo, Poza de la Sal, el lugar en el que Félix Rodríguez de la Fuente se enamoró de la naturaleza.
Esta localidad, famosa por sus salinas romanas -de las que llegaron a salir 100.000 kilos diarios de sal- y por ser cuna de nuestro más ilustre naturalista, acaba de ser incluida en la lista de Pueblos Más Bonitos de España. Su casco histórico medieval, su castillo, sus murallas, su rica gastronomía o sus casas blasonadas son un extra que añadir a los planes ya trazados por el visitante.

Como si fuese una señal de los dioses, la naturaleza más salvaje que rodea a Poza de la Sal rinde homenaje cada año a su hijo más ilustre, Félix Rodríguez de la Fuente, con la eclosión de sus almendros coincidiendo (día arriba, día abajo) con la fecha del nacimiento y muerte del pionero del ecologismo en España, el 14 de marzo. Es algo así como la revelación de la naturaleza o el mismísimo naturalista recordando al viajero que es necesario que los almendros sigan floreciendo cada primavera.
Desfiladeros
Aquí, junto a la ciudad de Frías, los paisajes resultan impresionantes. Una mirada sobre los montes Obarenes, la sierra de la Demanda o el valle de las Caderechas hacen que una escapada a este espacio siempre merezca la pena. Si además coincide en marzo, entonces el viajero puede disfrutar de una agenda de actividades con la que el Ayuntamiento de Poza de la Sal busca mantener vivo el legado de su hijo predilecto: la lucha por la conservación de la naturaleza.
El viajero podrá realizar una ruta interactiva con lobos (no olvidemos que Félix fue un fiel defensor del lobo ibérico) y cuando a la naturaleza se le antoje, normalmente a mediados de marzo, la Ruta de los Almendros en flor, que regala al viajero una de las estampas más hermosas de España.

También podrá visitar el Espacio Medioambiental Félix Rodríguez de la Fuente, con la posibilidad de realizar un recorrido guiado. Una oportunidad para descubrir estos paisajes de encinas, pinos y cereales a través de los ojos de este naturalista y comprender la importancia de conservar la flora y la fauna de nuestro entorno que él tanto divulgó. Un plan de éxito asegurado para grandes y pequeños.
El ‘cráter salino’
Otro de los planes estrella será una visita a uno de los tesoros de Poza de la Sal y también uno de sus mayores orgullos. Los vecinos le llaman ‘El Salero‘ y se trata de un ‘cráter salino’ de 2,5 kilómetros de diámetro, un diapiro (formación geológica con forma de hongo que se forma por la gran presión del interior de la tierra y que aflora materiales de baja densidad y gran plasticidad, como la sal) con el que descubrir in situ el funcionamiento de esta industria, que en su día fue fundamental para el desarrollo de la villa.
