En la localidad de Trigueros del Valle (Valladolid) se encuentra una fortaleza medieval del siglo XV. Esta edificación de planta rectangular, con torres rectangulares en las esquinas y rodeado por una barrera con torres cilíndricas, es una auténtica maravilla de la arquitectura, y aunque ha sido restaurada en varias ocasiones, se conserva prácticamente intacta.
La historia cuenta que, en 1396, Pedro Núñez de Guzmán recibió el territorio de Trigueros del Valle, pero poco más tarde murió y su legado fue repartido entre sus herederos. El hijo mayor de Pedro intentó concienzudamente comprar a sus hermanas la parte correspondiente de esta herencia, pero murió sin conseguirlo.
En 1427, Trigueros del Valle pasa a manos de Fernán Alonso de Robles, al que Juan II de Castilla le concede el privilegio de fundar un mayorazgo. Ese mismo año es encarcelado y muere asesinado años más tarde. Entonces, sus posesiones pasan a manos de su hijo, Gutierre Robles, quien realizó obras en el castillo, en el foso y en la barrera.
Tras su muerte, la posesión recaerá en el hijo de Gutierre, Fernán, en 1480, quien por su actitud déspota contra el pueblo de Trigueros provocará el levantamiento de éste, y una petición al real para frenar dichos abusos. Durante la guerra de las Comunidades, los vecinos de la zona asaltan el castillo, dejando numerosos desperfectos y obligando a su reparación.
Son muchas las historias que sobrevuelan esta fortaleza, convirtiéndola en un paraje de magia y misterio. Sus pasadizos forman un laberinto que transporta a quien lo visita a épocas pasadas.
Actualmente, este castillo recibe el nombre de ‘El Castillo encantado de Trigueros del Valle’, y cuenta con cinco áreas temáticas diferenciadas: mazmorras, sala de criptozoología, laboratorio, gabinete de curiosidades y torreón fantasma.
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