La tradición azucarera siempre ha sido una seña de identidad en Castilla y León, y en Venta de Baños hay un ejemplo de ello que se encuentra en peligro de conservación.
La iglesia, escuela y casa del director de la Azucarera de ese municipio palentino se encuentra en un avanzado estado de abandono y deterioro, y las diferentes estructuras han perdido diversos elementos, lo que unido al desprendimiento de parte del vallado entraña un serio riesgo de vandalización y expolio del bien. Esos han sido los motivos por los que Hispania Nostra ha incluido este complejo en su lista roja.
La azucarera de Venta de Baños nace vinculada al ferrocarril, al valorar el Grupo Ebro la extraordinaria situación estratégica de la localidad, fundamentalmente por su nudo ferroviario, imprescindible para la llegada de remolacha en esa época. A esto, se sumaba la buena conexión por carretera y la aportación de agua a través de la acequia de Palencia.
La empresa adquirió 40 hectáreas en las que se ubicó la azucarera, pero también otros elementos vinculados a ella y actualmente conservados, como la iglesia, la escuela y la casa del director. Este complejo industrial fue inaugurado el 12 de noviembre de 1931.
Ya en su primera campaña (1931-32), su producción situó al complejo como el tercero más productivo a nivel nacional. Con un personal fijo de unos ciento cincuenta trabajadores, llegó a emplear hasta seiscientas personas de forma eventual en periodos de molturación lo que supuso un impulso demográfico para la localidad de Venta de Baños que paso de menos de mil habitantes en la década de 1920 a más de dos mil a principios de 1930.
Ahora mismo el complejo se encuentra en su mayor parte desmantelado conservándose aún la iglesia, las escuelas y la casa del director.
Estructura
En cuanto a la iglesia destaca la torre de base cuadrada y considerable altura. El deterioro de esta permite ver los materiales humildes con las que fue edificada. La pérdida del enfoscado permite ver los ladrillos en numerosos puntos. En cada una de las caras de la torre destaca un reloj, así como un ventanal de medio punto cubierto por una simple rejería (actualmente invadidas por nidos). El elemento más destacado es la linterna situada en la cubierta y rematada por una cruz.
El resto de la iglesia tiene planta rectangular, estando soportalada en el lateral. El interior se encuentra en avanzado estado de deterioro, hasta el punto de que ya no es recomendable acceder al mismo. Dentro de la capilla se encontró el retablo mayor plateresco de la iglesia de S. Miguel de Becerril de Campos que fue vendido a la Compañía Ebro. Se desconoce si actualmente se encuentra la pila bautismal que se intentó hurtar en el año 2018.
A escasos metros se sitúa el Grupo Escolar Elena Victoria con proyecto y dirección de obra de Julián Laguna Serrano, Eduardo Chávarri y Luís Carlón Méndez-Pombo. Fue construido entre 1934 y 1935. La construcción podría considerarse racionalista.
Atendiendo al grupo Docomomo Ibérico y a la descripción dada por María José Martín del Río: “el edificio responde al programa asignando un volumen diferenciado a cada uso y actividad con el fin de satisfacer en cada caso las necesidades específicas”.
Estos volúmenes son prismas ortogonales que se mezclan entre sí formalizando un conjunto en forma de L compuesto por dos alas asimétricas y un volumen más alto que las articula enfatizando la esquina. El edificio se orienta de tal manera que el ala que se destina a las aulas reciba el soleamiento desde el este». La ficha de esta escuela está incluida en el Plan Nacional de Conservación del patrimonio cultural del siglo XX.
Por último, la casa del director es una vivienda señorial con cubierta a dos aguas. La construcción recuerda en cierta medida a las casas tradicionales vascas o del sur de Francia. Su fachada combina ladrillo con zonas enfoscadas generándose interesantes formas geométricas.
Protección legal e intervenciones
La escuela está incluida en el Plan Nacional de Conservación del patrimonio cultural del siglo XX.
En verano de 2022 se llevó a cabo una operación de limpieza del complejo industrial por parte de los propietarios, con el objetivo de retirar los tanques de combustible, así como los depósitos de los diferentes residuos derivados de la actividad azucarera, como la melaza o vinaza. Finalizada esta fase se tomaron una serie de muestran del terreno para ver si podría haberse producido una contaminación del suelo.