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Monumentos de Castilla y León en miniatura: el sueño de un maquetista leonés

Francisco González Ferreras medía in situ los monumentos, hacía los diseños a mano alzada, anotaba las mediciones principales o los detalles y empezaba, cual antiguo constructor de catedrales, la edificación de una maqueta poco a poco

Si en ‘Los viajes de Gulliver’, de Jonathan Swift, el personaje de Lemuel Gulliver se encontraba con los seres diminutos de Liliput pero más tarde con los gigantes de Brobdingnag, también en un momento de su trayectoria vital el maquetista en madera Francisco González Ferreras se quedó «atrapado» en un mundo en miniatura con el que hizo realidad el sueño de su vida.

Nacido en Cistierna, un pueblo de la montaña oriental leonesa, en 1931, pronto dominó profesionalmente el mundo del trabajo en madera. Posteriormente comenzó a realizar maquetas de madera de nogal en su taller próximo a León ciudad. Y desde 1978 siguió sin interrupción haciendo maquetas hasta el año 2011, es decir, casi 40 años en los que consiguió planificar, diseñar y llevar a la madera de nogal unas 52 reproducciones de maquetas artísticas de monumentos de varias provincias de España y también de otros países, teniendo como hilo conductor casi siempre las obras arquitectónicas del Camino de Santiago.

Francisco medía in situ los monumentos, hacía los diseños a mano alzada, anotaba las mediciones principales o los detalles, así como las horas de trabajo diarias. Y empezaba, cual antiguo constructor de catedrales, la edificación de una maqueta poco a poco, sin prisa, pero sin pausa… Como materia prima, el nogal, una madera que se trabaja muy bien. Como herramientas, gubias, formones, limas, tornos hechos artesanalmente… Más adelante, fue introduciendo sistemas de apertura de las maquetas, para que se pudiera ver su interior, y colocando luces en aquellos lugares donde interesaba que se vieran mejor los detalles. El número total de horas de trabajo para crear estas miniaturas arroja la cifra aproximada de 75.000 horas.

Catedral vieja de Salamanca

Exposiciones para el público

Con varias de sus obras, Francisco González expuso sus obras en diversas provincias de España (León, Madrid, Salamanca, Pontevedra, Palencia, Bilbao, Avilés, Pamplona, etc.) e incluso tres de esas maquetas «cruzaron el charco» hasta Brasil, en una muestra sobre el Arte Románico en Castilla y León.

Sus obras han servido como instrumento pedagógico para alumnos de colegios en sus asignaturas de historia, arte, ciencias sociales, etc., donde los profesores y Francisco explicaban a los estudiantes los estilos artísticos, arquitectónicos o la historia de un periodo. En las maquetas de Francisco están representados diversos estilos: románico, gótico, plateresco, mudéjar, neogótico… e incluso se atrevió con algunas obras de la época egipcia o griega, o la cúpula de la Catedral de San Pablo, de Londres.

Por las exposiciones que hizo en varias ciudades y por la exposición que tenía en su domicilio pasaron muchas personas, tanto de España como del extranjero, que al final compartieron amistad y buenos ratos de conversación, dejando sus comentarios cariñosos en el libro de firmas de dicha exposición. Con todos aprendió y compartió buenos momentos, y la gratitud hacia ellos siempre será inmensa, lo mismo que ellos demostraron su gratitud y cariño.

Francisco nos dejó en junio de 2021, habiendo cumplido –más que de sobra– con el sueño de aquel ebanista que, corriendo los años, empezara a visitar la catedral (como si fuera un Gulliver frente a gigantescos seres de Brobdingnag) y a subir con la imaginación hasta sus torres, contrafuertes y arbotantes. Al poco tiempo, dominaría una perspectiva distinta, que le dejaría ver –a él y a quienes admiraban sus obras– todos los monumentos como si fuera un Gulliver que estuviera ante seres liliputienses, en este caso, sus maquetas.

Iglesia de San Juan de Baños, Palencia

En busca de un museo «de lo liliputiense»

Siguiendo el sueño de Francisco, a sus familiares les gustaría que estas obras estuvieran en un museo o espacio similar para que pudieran contemplarlas diversas personas, amantes del arte, estudiantes de arquitectura o de historia del arte, y todas aquellas personas que siempre tuvieron un sueño.

Consideran que podría seguir siendo un recurso pedagógico muy valioso, un instrumento de motivación para el estudio de unos monumentos pertenecientes a un patrimonio histórico-artístico. Y también creen que podrían ser un aliciente de tipo turístico para la provincia de León, para la comunidad de Castilla y León o para toda España. Se cumpliría el sueño de Francisco si sus obras pudieran ser vistas por la gente que acude a nuestras tierras o por aquellos viajeros que, como Gulliver, recorren otras tierras y disfrutan de sus paisajes.

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