La final del Grand Prix de TVE volvió a proponer el reto de elaborar en un minuto el mayor número posible de ‘bocatas de jamón’.
Esta acción, desarrollada también en las semifinales, ha llevado al horario de máxima audiencia un producto tradicional de nuestra gastronomía, el jamón de capa blanca, pero, sobre todo, ha permitido visibilizar la labor que realizan en muchos pueblos de la llamada España rural las gentes del porcino de capa blanca.
La victoria en la prueba correspondió al equipo de Aguilar de Campoo (Palencia), que fue capaz de elaborar 13 bocadillos frente a los 10 del equipo de Alfacar (Granada). Una vez contabilizados, sirvieron para premiar a las dos aficiones que se habían desplazado al plató de TVE para animar a sus convecinos.
El objetivo de INTERPORC con esta prueba, según el director Alberto Herranz, era llevar el trabajo del sector porcino a un programa que coincide con su filosofía de dar visibilidad a los pequeños pueblos de España. “Nuestro sector nació en lo que hoy muchos llaman España rural, y ahí seguimos. Creando trabajo y futuro para los jóvenes que quieren crear una familia en la tierra de sus ancestros”.
Y añade que “ese éxito es el resultado del buen hacer de mayores y jóvenes, de hombres y mujeres, que mantienen vivos a miles de pueblos en toda España y que llevan a las mesas de más de 4.000 millones de consumidores de todo el mundo productos tan excelentes como el jamón de los bocatas del Grand Prix”.
El ‘bocata de jamón’ forma parte de la identidad gastronómica de los españoles, que lo asocian a momentos de disfrute y felicidad con la familia y los amigos. Una relación que quedaba perfectamente plasmada en esta prueba.