Tras una lucha de décadas, Villapadierna empieza a ver la luz al final del túnel para recuperar su castillo en ruinas
Daniel González // Fotografías: @enpueblo
Parece que las cigüeñas son el fan número uno de nuestro patrimonio. Es frecuente que está ave de fábula elija para anidar las torres o espadañas de las iglesias de nuestros pueblos, ciudades y, por qué no, también de los castillos. Uno de los mejores ejemplos de antiguo bastión convertido en un gran nido lo encontramos en el castillo de Villapadierna, aunque parece que está singular imagen ya no volverá a repetirse.
Situado a las afueras de esta localidad leonesa perteneciente al municipio de Cubillas de Rueda, el edificio declarado BIC lleva en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra desde el año 2007, es de estilo gótico y su primitiva construcción se puede datar en el siglo XV.
Comienza su restauración
Su estado de abandono y la utilización de sus muros como sostén de los nidos de cigüeñas, inició el proceso para su puesta en valor y restauración por parte de los vecinos que ya en el año 2003, junto con la asociación Promonumenta y la asociación cultural deportiva ‘Castillo de Villapadierna’, procedieron a la limpieza de la vegetación que lo invadía.
Tras dos décadas sin movimiento y de ruina progresiva, finalmente a poco de terminar el año 2022 se conoció la buena noticia. El castillo de Villapadierna contará con una inversión inicial de 189.000 euros para mejorar el acceso a la entrada, eliminar los nidos de las cigüeñas y continuar con la consolidación de la torre principal y los muros. Las obras, en su totalidad, se espera que duren catorce meses.
Pero las cigüeñas no se quedarán sin morada en el pueblo. O, al menos, eso es lo que se ha tratado de impedir con la instalación de doce postes de unos diez metros de altura con una base metálica en su cima para que las cigüeñas establezcan sus nidos.
Asimismo, hace una semana se ha sabido que desde Patrimonio se han aprobado los trabajos para una intervención arqueológica en el interior de la torre, con el fin de progresar en el conocimiento de la configuración y adscripción cronológica del castillo.
Propiedad de la Casa de Alba y campanario
El castillo actual fue mandado construir por orden de Fadrique Enríquez, Almirante de Castilla, que había recibido la villa de manos de Juan II en 1431. Más tarde pasó a pertenecer a la Casa de Alba y a finales del siglo XVIII pertenecía a la marquesa de Villafranca, quien autorizó al vecindario a colocar en su torre las campanas de la parroquia “por hallarse de inmediato a la capilla que ha construido en la referida villa”.
De estilo gótico formado por una torre de planta cuadrada, antes de su abandono estaba almenado en todo su contorno y rodeado por un foso de agua que bebía del agua del cercano río Esla.
El mejor estado de conservación está en la torre central, en cuya parte superior se abren ventanas. La muralla y los muros interiores y la torre se ejecutaron en cal y canto, ante la falta de piedra de talla en la zona. Si bien todos los ángulos, las jambas de las aspilleras, troneras, portón y poternas se construyeron con sillares de granito tallado de buena factura.