Situada entre el Museo Colón y la Facultad de Medicina, la iglesia de la Magdalena de Valladolid ostenta todo un récord en su fachada: tener el escudo de piedra más grande del mundo
Miles de estudiantes de la Facultad de Medicina y vallisoletanos en sus quehaceres diarios, caminan cada semana al lado de la iglesia de Santa María de la Magdalena acostumbrados a su esbelta sombra. Seguramente, muchos de ellos no sean conscientes de lo que guarda dentro la iglesia, pero tampoco de un hecho que se muestra extravagante en su fachada: un blasón tan colosal que dicen que es el más grande del mundo esculpido en piedra.
Un dato que no extraña viendo las dimensiones del escudo y de la figura a la que identifica. Se trata del blasón de Pedro de la Gasca, un personaje del siglo XVI que fue sacerdote, funcionario, diplomático, militar español, presidente de la Real Audiencia de Lima y en sus últimos años obispo de Palencia y Sigüenza. Una vida muy ajetreada que acabó con su sepultura en esta iglesia vallisoletana, cuya ampliación financió con la idea de que le sirviera de enterramiento y que «pregonara su grandeza».
Una iglesia edificada por grandes del arte renacentista
Para conseguir transmitir su magnificencia contrató a los mejores arquitectos y escultores de la época para el proyecto de la iglesia. Los orígenes del Santa María de la Magdalena nos llevan al siglo XII cuando, sobre una de las puertas de la antigua muralla de Valladolid, se erigió una pequeña ermita. Siglos más tarde, hacia 1538 fue edificada una capilla sepulcral mandada construir por el doctor Corral.
Cuando llegó Pedro de la Gasca, lo primero que ordenó fue construir la capilla mayor a cargo del reputado arquitecto renacentista Rodrigo Gil de Hontañón, que también se encargaría de diseñar su única nave de grandes proporciones, con una bóveda de crucería estrellada y soportada por altos contrafuertes en el exterior.
El diseño inicial concebía un templo en forma de cruz latina. Sin embargo, el crucero del lado de la Epístola no pudo ser realizado al estar en su solar la capilla del doctor Corral, cuyos descendientes se negaron a que fuera demolida y reubicada. Todo el edificio está realizado en ladrillo, tapial y piedra, esta última reservada para los lugares más nobles, como la fachada donde se levanta el magnífico escudo.
En el interior destaca el sepulcro de Pedro de la Gasca, en alabastro y jaspe, obra del escultor romanista Esteban Jordán, que también posó su mano maestra en las esculturas de un retablo mayor coronado por un Calvario, y flanqueado por sendos escudos del patrón.
En una de las capillas se encuentra el Cristo de las Batallas, obra de Francisco de Rincón y que es muy similar al Cristo de los Carboneros de la iglesia de las Angustias. Ambas obras participan en las procesiones de la Semana Santa de Valladolid.