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La España rural se moviliza para salvar sus monumentos

La lista cada vez es más larga. Lugares y personas que se cansaron de esperar, alzaron la voz y se pusieron manos a la obra para salvar sus monumentos ante la falta de iniciativa pública

Daniel González // Foto portada: monasterio de Santa María de Rioseco

Castilla y León parece estar despertando de su letanía. Al menos en lo que a patrimonio cultural se refiere. Ruinas viejas y olvidadas ahora son monumentos de gran prestigio. Lo vemos quienes viajábamos de pueblo en pueblo no hace más de una década. Castillos cerrados de piedras caídas convertidos en parques temáticos, monasterios en ruinas que, sin dejar de serlo, se transforman en una romería de turistas.

Nadie duda ahora del gran fuerte de Castilla y León: su historia y patrimonio cultural. Y es que la región es toda ella un gigantesco museo de arte y cultura. Tanto sus ciudades, como sus más pequeños pueblos. Su enorme extensión, de las mayores de Europa, y su rica historia medieval, han configurado un ingente mosaico patrimonial muy difícil de gestionar en una comunidad herida por la lacra de la despoblación.

Andamios en la iglesia de Fuenteodra (Burgos). Fotos: Asociación Manapites

Los castellanoleoneses, los más emprendedores para recuperar sus monumentos

Muchas veces las instituciones no llegaban o llegaban tarde al rescate. Es mucho lo que se ha perdido, pero también mucho por lo que luchar. Y aquí es donde la acción de los castellanoleoneses es fundamental. En los últimos cinco años han sido los vecinos los que han asumido el protagonismo a la hora de recuperar sus monumentos.

Uno de los datos que mejor muestra esta tendencia es que la mitad de las campañas de microfinanciación para restaurar el patrimonio, e iniciadas con la organización Hispania Nostra, surgen en Castilla y León. Uno de los casos más sonados este año ha sido el de Fuenteodra, un pueblo burgalés de 11 vecinos que quería salvar su iglesia tardogótica. En una lucha épica, de la que se hicieron eco medios de comunicación nacionales e internacional, consiguieron recaudar el dinero suficiente para recuperar todo el interior y las cubiertas de la iglesia.

Interior de la iglesia de Fuenteodra antes de su andamiaje

“Teníamos muy claro que no podíamos llamar a la puerta de la Administración y esperar que nos diesen el dinero sin más”, explicaba Javier Maisterra, presidente de la Asociación Manapites que inició la campaña de Fuenteodra. Su éxito ha servido de inspiración y se ha convertido en ejemplo de lo que se puede conseguir en una colaboración público-privada. “No podemos ir solo de víctimas y esperar a que lo hagan otros. ¿Y tú que haces? ¿solo pedir? Eso no vale”, defendía Maisterra.

Una revolución restauradora que se ha repetido a lo largo y ancho de la región. Pocos son los que no han oído hablar del Monasterio de Santa María de Rioseco, una asombrosa ruina que estaba en el más completo silencio hasta que llegó en 2010 el colectivo Salvemos Rioseco, un grupo de voluntarios de diferentes edades y condiciones que comenzaron su recuperación. Ahora es el segundo destino turístico más visitado de Las Merindades.

El Castillo Encantado de Trigueros del Valle

Suma y sigue. El castillo de Trigueros del Valle, otro muy buen ejemplo. La fortaleza de este municipio vallisoletano estaba en desuso salvo en alguna ocasión especial. Para dinamizarlo y con ello dar vida al pueblo, el alcalde de la localidad, Pedro José Pérez, hizo una llamada a un escultor de un pueblo contiguo, Juan Villa, y acordaron convertir el edificio en un castillo encantado lleno de esculturas y seres fantásticos. Ahora Trigueros del Valle aparece en el mapa turístico y se encuentra entre los diez pueblos más visitados de España según el portal de turismo Civitatis.

Y así podríamos continuar con una larga lista de restauraciones que se llevaron o se van a llevar a cabo gracias a la obstinación de unos vecinos orgullosos de su legado patrimonial. Vadocondes y el retablo mayor de su iglesia, Monzón de Campos y la rehabilitación de la torre de su castillo, las ruinas del monasterio de La Armedilla (Valladolid) o Santa Cruz de la Zarza (Palencia), Villamorón y su extraordinaria iglesia denominada “catedral del páramo”… Muestras todas ellas de qué si alzas la voz se te escucha y se actúa.

Castillo de Monzón de Campos

Una chispa de esperanza

No cabe duda de que todavía queda mucho trabajo por hacer. Seguro conoces más de un monumento o tradición olvidados tanto por las administraciones, como por los propios vecinos que deberían custodiarlo. La falta de iniciativa, la resignación y caer en el pesimismo sin dar soluciones son maliciosos acompañantes a la despoblación.

Iglesia de San Juan Bautista de Tamariz de Campos (Valladolid)

Por eso es tan necesario conocer aquellos casos que, pese a tener todas las circunstancias en su contra, consiguieron lo que parecía imposible. Casos que inspiran, que sirven de ejemplo para que otros intenten hacer lo mismo. Porque en un momento donde las malas noticias devoran a las buenas, fijarse en lo positivo nos da esa chispa de esperanza que nos impulsa a continuar la lucha. Y nadie duda de que Castilla y León y la gran galería de arte que expone, necesita de esa esperanza inspiradora.

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