Son ya 20 ediciones de la ruta teatralizada del Hereje, en la que Azar Teatro acompaña al visitante por la Valladolid de la Inquisición. Un canto a la libertad de conciencia y también un modo diferente de conocer la ciudad y su historia.
Ricardo Ortega
La música y el teatro asaltan las calles de Valladolid para mostrar la ciudad donde se desarrolla ‘El hereje’, la última gran obra que nos legó Miguel Delibes. El aire festivo y las claves históricas no restan gravedad a una novela terrible, a un canto a la tolerancia que Delibes escribió a contracorriente, en plena efervescencia por el centenario de Felipe II.
El protagonista de la novela, Cipriano Salcedo, nace en 1517, el año en que Martín Lutero fija sus 95 tesis contra las indulgencias papales en la iglesia de Wittenberg. Una coincidencia que marcará su destino de forma fatal.
Salcedo fue un hombre adusto, puesto en contacto con las corrientes protestantes que empezaban a introducirse en la península, lo que llevó a su apresamiento, tortura y humillación en un auto de fe en la Plaza Mayor. Reinaba Felipe II.
‘El hereje’ fue escrita en 1998 por Miguel Delibes y recibió el Premio Nacional de Literatura. Convertida la novela en un respetuoso espectáculo, la protagonista es una alegre ‘troupe’ de artistas gitanos -es decir, universales- que acarrea a la multitud por el centro de la ciudad.
En ese escenario se muestra, en diez escenas, cómo era la Valladolid de la época o se representan determinados detalles de la novela. Siempre en lugares emblemáticos del casco histórico.
Destaca el papel de Nicomedes, una suerte de cronista de la ciudad que es también un personaje sabiondo, algo impertinente, que interrumpe en numerosas ocasiones las explicaciones de la guía turística. Este año lo sustituye su cuñado, Cayo Recio, encarnado por el actor Carlos Tapias.
El director artístico de Azar Teatro, Javier Esteban, señala que el propio Miguel Delibes dio su consentimiento para la teatralización de pasajes de la obra, si bien “estamos ante una novela muy narrativa y poco dialogada, y por lo tanto muy difícil de trasladar a la calle”. “Ese espacio es muy exigente; pide un lenguaje más grandilocuente, y representar esas escenas no permitiría intuir siquiera el aroma de la novela”, apunta.
El libro está muy presente en las explicaciones de la guía y en las anécdotas y chanzas que protagonizan los actores. Junto a la música aportan fluidez y ambiente de fiesta a una caminata de apenas kilómetro y medio que se realiza en unas dos horas.
“El espectáculo funciona gracias a ese clima”, que hace que muchas personas se vayan sumando a lo largo del recorrido; “incluso muchos espectadores que ya conocen la ruta deciden qué tramo les apetece ver”, recalca Esteban.
“La propia ciudad se convierte en la mejor de las escenografías, los cientos de personas que acompañan el recorrido son público y figuración a un tiempo y la monumental novela de Miguel Delibes, el guion perfecto para disfrutar de entorno, compañía y argumento”. “Constituye un preciso catálogo de los edificios, calles y oficios de aquella época, “el mapa exacto de un Valladolid que aún hoy conserva, evocador, los lugares en los que habita la novela”, apunta.
Ello es posible porque Delibes “construyó su obra desde el Valladolid de hoy, el que conocía y habitaba, buscando los ecos y recovecos de aquel de ayer. Regaló a los vallisoletanos, tan necesitados de ello, el placer de contemplar la ciudad como fue y no como pudo haber sido”, remacha.
En la ruta no se soslaya lo terrible de lo narrado, pero se combina con el humor y la fiesta, en un equilibro que se consigue gracias al respeto “y a que no se hace un solo chascarrillo a partir de lo que se cuenta en la novela”.
Esta curiosa caravana de cómicos, visitantes y turistas en su propia ciudad se detiene junto al palacio de Fabio Nelli, la Plaza Mayor (escenario de los autos de fe) o la iglesia de Santiago (que acogía las prédicas del doctor Cazalla) para finalizar en el actual Campo Grande, donde se ubicaba el quemadero: allí ardían quienes osaban pensar por su cuenta.
Eran quemados vivos aquellos que no abjuraban de sus ‘errores’. Quienes sí lo hacían, como el propio doctor Cazalla, eran estrangulados antes de arder.
En el quemadero-Campo Grande se recuerda el trágico final del ‘hereje’ con la intervención de Minervina Capa, la nodriza y amante de Cipriano Salcedo, “la única persona que le da amor en toda su vida”, como recuerda Mercedes Asenjo, la actriz que la encarna.
Los actores realizan un canto a la inocencia y la tolerancia, y se cierra el telón en el silencio del Campo Grande.
A partir de este punto ya hay licencia para llorar.
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Ruta teatralizada del Hereje
Cuándo: en torno al 13 de mayo (festividad de San Pedro Regalado)
Inicio: plaza de San Pablo. Valladolid
Recorrido: puedes descargarlo aquí
Duración: Menos de dos horas
Entrada: Gratuita. Los participantes se pueden sumar en cualquier punto del recorrido
No olvidar: llevar calzado cómodo y una mente abierta