Después de varios años poniendo en jaque a los reinos cristianos, el caudillo musulmán Almazor (‘el Victorioso’) falleció en Medinaceli en el año 1002. ¿Qué hay de cierto y qué de leyenda en este hito de nuestra historia?
Ricardo Ortega
Todos hemos escuchado desde pequeños la frase de «En Calatañazor perdió Almanzor el tambor», una rima poco afortunada pero de gran eficacia a la hora de fijar datos en la mente del público.
La frase, además, es un magnífico eslogan publicitario para esta localidad de la comarca soriana de la Tierra del Burgo, que con apenas cincuenta habitantes goza de merecida fama. Tan agradecido está este pueblo amurallado al más grande caudillo que ha pisado la península ibérica (Almanzor es la transcripción castellana del árabe Al-Mansur, ‘el Victorioso’) que ha levantado un monumento en su honor en pleno casco histórico.
Sin ánimo de querer aguar la fiesta, y mucho menos de perjudicar a los vecinos de esta localidad entrañable, hay que hacer constar que la supuesta batalla de Calatañazor nunca tuvo lugar.
Cuenta la leyenda (escrita, pero leyenda) que este genio militar regresaba de arrasar Santiago de Compostela cuando una coalición de reinos cristianos salió a su encuentro y lo derrotó en Calatañazor. De las heridas recibidas en la batalla, el Victorioso acabó falleciendo en Medinaceli (también en la actual provincia de Soria) pocos días después.
Así lo dejó escrito Lucas de Tuy en su ‘Chronicon mundi’, escrito poco después de 1236, más de dos siglos después de la supuesta batalla. Esta versión de la historia fue recogida por el arzobispo de Toledo Ximénez de Rada, en ‘De Rebus Hispaniae’, en torno a 1244.
Resulta comprensible que, en pleno periodo de la llamada Reconquista, las crónicas cristianas quisieran dar un barniz épico a la muerte de su archienemigo, que durante años se las hizo pasar canutas en el campo de batalla. Sin embargo, los historiadores destacan que estos relatos contienen diversos anacronismos y que no soportan la comparación con fuentes históricas fidedignas.
Las tropas de Almanzor arrasaron Compostela en el año 997, cinco años antes de la muerte del militar. Lucas de Tuy menciona a Vermudo II de León al frente de sus tropas en Calatañazor, algo del todo creíble… de no ser porque el monarca falleció tres años antes de la mítica batalla. Lo mismo sucede con el conde de Castilla García Fernández, quien dio el último suspiro en 995, siete años antes que Almanzor.
En cuanto a la comparación con otras fuentes históricas, ni los escritos cristianos ni los musulmanes de la época mencionan el choque en los alrededores de la localidad soriana. Al parecer, Almanzor murió durante la expedición que, en 1002, organizó para castigar a los reinos cristianos, y muy especialmente al conde Sancho García de Castilla, que había estado a punto de derrotarle en la batalla de Cervera, en el año 1000.
De este modo, el líder militar del Califato de Córdoba recorrió varias localidades burgalesas que nos son familiares (Clunia, Salas de los Infantes, Pinilla de los Moros, Vizcaínos, Barbadillo y Monterrubio de la Demanda, entre otros) y llegó al monasterio de San Millán de la Cogolla, hoy en La Rioja pero entonces dentro del Reino de Navarra.
Pero allí sufrió un ataque de gota, un mal que le acechaba desde al menos veinte años atrás. El caudillo ordenó la retirada y llegó hasta Medinaceli, donde falleció.