Alberto Herreras
“Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro. Estas, por su naturaleza, están relacionadas con la infinita belleza de Dios, que intentan expresar de alguna manera por medio de obras humanas. Y tanto más pueden dedicarse a Dios y contribuir a su alabanza y a su gloria, cuando más lejos están de todo propósito que no sea colaborar lo más posible con sus obras para orientar santamente los hombres hacia Dios. Por esta razón, la santa Madre Iglesia fue siempre amiga de las bellas artes, buscó constantemente su noble servicio, principalmente para que las cosas destinadas al culto sagrado fueran en verdad dignas, decorosas y bellas, signos y símbolos de las realidades celestiales. Más aún, la Iglesia se consideró siempre, con razón, como árbitro de las mismas, discerniendo entre las obras de los artistas, aquellas que estaban de acuerdo con la fe, la piedad y las leyes religiosas tradicionales y que eran consideradas aptas para el uso sagrado”.
Con estas palabras se refiere a la relación entre el arte y los objetos sagrados, la Constitución Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II, aprobada en 1963, que propició la aparición de iniciativas destinadas a que los hombres, creyentes o no, conozcan y gocen de los tesoros artísticos fruto de siglos de trayectoria de la Iglesia católica. Por ello, hace escasos meses ha iniciado su andadura en Segovia una novedosa exposición permanente instalada en el Palacio Episcopal. Y como la Sacrosanctum Concilium continúa afirmando que “la Iglesia procuró con especial interés que los objetos sagrados sirvieran al esplendor del culto con dignidad y belleza”, el título de la exposición -Splendor Fidei- no puede ser más adecuado.
Desde que hace casi tres lustros el Palacio Episcopal perdió sus usos administrativos y de gobierno de la Diócesis segoviana, hubo otros intentos de instalar en él un Museo diocesano que, tras el cierre de algunos años y una remodelación importante de sus salas, ha desembocado en la espléndida realidad que hoy ofrece al visitante un recorrido de seis centurias a través del arte sacro, pues las piezas abarcan desde el siglo XIII al XIX.
Una de las peculiaridades de muchas de las obras expuestas es que, al ser objetos que mantienen su uso litúrgico y celebrativo, son llevadas a sus parroquias para seguir desempeñando su función. De este modo, custodias y cruces parroquiales, principalmente, se trasladan para celebraciones solemnes, como la festividad del Corpus Christi, y procesiones en las fiestas patronales de cada localidad.
Pero después, en lugar de permanecer guardadas y ocultas a la contemplación, vuelven a sus vitrinas permitiendo a segovianos y visitantes gozar de su belleza durante el resto del año, siendo el único museo dedicado sobre todo a orfebrería, de la cual la diócesis segoviana posee una colección de primerísimo nivel, tanto en número de piezas como respecto a su valor artístico.
El palacio mantiene las ‘zonas nobles’, conservadas con su mobiliario y decoración originales, que nos reviven la vida y el trabajo diario de los obispos segovianos durante más de dos siglos, hasta 1968, cuando dejó de usarse como residencia habitual del prelado.
Splendor Fidei se integra en un proyecto cultural más amplio denominado Segovia Sacra, que integra a cuatro templos de la ciudad (tres iglesias románicas señeras: Santos Justo y Pastor, San Martín y San Millán; y el gótico-renacentista de San Miguel), junto a la catedral (con visita a la torre y nueva sala de pintura incluidas), todo ello en un circuito muy asequible por la proximidad entre los templos. El proyecto Segovia Sacra está gestionado por la empresa ArtiSplendore, de reconocida experiencia en el mundo del turismo religioso.
SPLENDOR FIDEI en cifras:
177 piezas totales
116 de orfebrería
76 propias del Palacio Episcopal
88 procedentes de parroquias
9 de congregaciones religiosas
3 cedidas por la diputación provincial
1 de la empresa concesionaria