Raúl Gutiérrez Leralta
Dialogaba Sancho Panza con un cura, en la primera parte de la genial obra de don Miguel de Cervantes Saavedra, y refiriéndose a la princesa Micomicona le comenta el escudero al párroco: “Yo he visto a muchos tomar el apellido y alcurnia del lugar donde nacieron, llamándose Pedro de Alcalá, Juan de Úbeda y Diego de Valladolid…”. No cabe duda de que esta frase fue la que despertó la curiosidad y el afán de investigación que animó a Leandro Rodríguez a realizar un análisis exhaustivo de los textos del Quijote que le llevaron a argumentar -de una manera más que convincente- vínculos del autor y de la obra con un rincón singular y de belleza exuberante de la provincia de Zamora.
Leandro Rodríguez, catedrático de la Universidad de Lausana (Suiza), exprofesor de Teología y Derecho Internacional, nació en Trefacio (Sanabria). Es un conocido cervantista con más de veinte publicaciones en su pluma, pero sobre todo es conocido en su tierra por haber defendido durante décadas que Miguel de Cervantes no nació en Alcalá de Henares, sino en Cervantes, pueblo ubicado a poco más de doce kilómetros del lago de Sanabria.
Así lo atestigua el apellido del escritor, según Leandro. De primeras, puede parecer una afirmación un tanto descabellada, pero el argumento del catedrático coge fuerza a medida que nos vamos sumergiendo en sus estudios. En primer lugar, cuando uno visita el cementerio del cercano pueblo de Santa Colomba y lee los textos de las lápidas. La cantidad de veces que el apellido Saavedra se repite. Posteriormente, cuando conociendo esta comarca descubrimos escenarios claramente identificados con la obra de Cervantes, cuyos textos recogen aspectos como el léxico, paisajes, características geográficas e incluso la fauna y vegetación que se menciona en El Quijote, como acebos, tejos, robles y castaños, o lobos, osos, truchas o jabalís (escasos o inexistentes en La Mancha), y que coinciden plenamente con el territorio sanabrés. Sobre todo, llama la atención la descripción de lugares y aspectos sociales de la época y de la cultura sanabresa.
No cabe duda de que la primera y segunda salidas de ‘El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha’ tendrían un vínculo notorio con este rincón de la comunidad.
Basándose en estos estudios, con la supervisión del autor y con el apoyo técnico y económico del Grupo de Acción Local Adisac–La Voz, que gestiona el programa Leader en la comarca -también con la cooperación de Macovall y Adata-, se llevó a cabo un proyecto de señalización de nada menos que 50 entornos, parajes y localizaciones que tienen réplica en el libro más universal escrito en castellano.
Cruces de caminos claramente descritos, nombres de prados o entornos como la ‘Peña Pobre’ o ‘El bosque del burro’, ‘Prado concejil’ o el ‘Caneiro Vizcaíno’, costumbres relacionadas con el manejo del ganado, historias de personajes del libro que tienen similitud con entornos perfectamente detallados, apellidos de personajes vinculados a esta zona de Zamora, puertas de corrales o palomares claramente descritos que se encuentran en la comarca, apodos de gentes del entorno (Cazoleros, Berengeneros, Ballenatos o Jaboneros son gentilicios de municipios de Sanabria: Carballeda, Rosinos de la Requejada, San Juan de la Cuesta o Rozas respectivamente), la obra también hace mención al ‘Gran Lago’, y no podemos olvidar que existe una construcción en el pueblo de Cervantes conocida desde tiempos inmemoriales como ‘La casa del escritor’.
Siguiendo estas pistas se señalizó una ruta más que original, que discurre por Cervantes, San Juan de La Cuesta, Rozas o Trefacio, un segundo itinerario por Santa Colomba, Cobreros, Sotillo, Llanes y El Puente de Sanabria, acabando en Trefacio, un tercero de montaña por el Embalse de Puente Porto hasta Laguna Cardena para acabar en el Embalse de Vega del Conde, un cuarto alrededor del Lago de Sanabria que baja hasta Puebla de Sanabria paralelo por las dos orillas al río Tera. También dos prolongaciones por tierras alistanas: la de Alcañices, Ceadea, Rabanales, San Vitelo y San Vicente de La Cabezay la que recorre la Carballeda y la zona de Los Valles de Benavente y río Tera: Rosinos, Peque, Molezueas de la Carballeda y Santibáñez de Vidriales, hasta el río Cea.
Qué mejor excusa podemos encontrar para disfrutar de Sanabria, de sus recursos patrimoniales, de la excelencia paisajística, del lago y su entorno, de la alta montaña, de la micología, de su fauna y de su flora autóctonas, de sus gentes y de su excelente gastronomía, y hacerlo desde un punto de vista diferente que nos transporta a un Siglo de Oro contemplado desde los ojos del genial Quijote. De su vida apasionada y obsesionada por cambiar un mundo que ni comprendía, ni entendía, ni asumía. Un luchador incansable en una cruzada como la que se presenta en nuestro medio rural, para luchar contra la lacra del despoblamiento y el abandono rural, que por supuesto no deja de lado a la provincia de Zamora, a Sanabria y los enclaves que iluminaron a Cervantes para dibujar, con letras, la obra más importante de la historia de la literatura universal.
Cervantes decodificado
Lorenzo de Prada nació en Cervantes y fue rector de la Universidad de Valladolid. En el discurso de apertura del curso del año 1885 expuso sus estudios sobre el Quijote y habló de sus propias conclusiones sobre el nacimiento de Cervantes en Sanabria, y sobre la opinión de otras gentes de la época, entre las que destacaba un notario de la zona.
El historiador Américo Castro presenta diferentes estudios y publicaciones que exponen a Cervantes como cristiano nuevo, converso descendiente de judíos, teoría que comparte junto a otros estudiosos judíos. Y Enrique Fontanillo Merino, filólogo y editor español, expone que Cervantes, al igual que don Quijote, eran ‘manchados’, y no manchegos. La Mancha haría mención no a un origen geográfico, sino a su condición de cristiano joven.
En el mismo sentido existen teorías y opiniones de diferentes autores: Hermenegildo Fuentes, el padre agustino Manuel Ramos, el abogado Domingo de Prada, Santiago Trancón o César Brandariz, en su libro ‘Cervantes Decodificado’.
En Sanabrya
Don Quijote pide al bachiller Carrasco que haga la merced de componer unos versos de la despedida de la señora Dulcinea de Toboso y le solicita que en el principio de cada verso ponga una letra de su nombre, de manera que al fin de los versos, juntando las primeras letras, se leyese Dulcinea del Toboso.
Resulta que tomando una letra de los tres epitafios y tres sonetos compuestos por los Académicos de la Argamasilla (dedicados a las sepulturas de Don Quijote de la Mancha y de Dulcinea, a la hermosura de Dulcinea y en loor de Rocinante y Sancho Panza) se lee EL ES EN SANABRYA: