Editorial ARGI 61
Noviembre 2017
La Feria Internacional de Turismo, Intur, acude fiel a su cita un noviembre más. Y lo hace con nuevos argumentos, basados esta vez en la sostenibilidad como valor en auge, como si fueran necesarios para remachar la certidumbre que comparte el conjunto del sector: que hace dos décadas fue un acierto poner en marcha una feria para divulgar y dar dimensión económica a los valores de los territorios de interior.
No fueron fáciles los primeros pasos, y así lo señalaba hace años el ya desaparecido Dionisio Miguel Recio, que como director general de Turismo fue uno de los padres de la criatura. Entre las dificultades de los primeros organizadores estaba, curiosamente, la de tener que mantenerse fieles a la idea originaria: dirigirse en exclusiva al turismo de interior. De ahí que debieran soportar presiones de gigantes cimentados en el turismo de sol y playa. Pesaban mucho treinta años de una política basada en la colonización de las costas, con turistas hacinados en bloques de apartamentos.
Fue un acierto poner en marcha una feria para divulgar
y dar dimensión económica a los valores de los territorios de interior»
Han pasado 21 ediciones de Intur, como decimos, y la feria no solo se ha consolidado, sino que hoy asistimos al cuestionamiento del otro modelo. La máxima expresión de esa puesta en duda está en la denuncia de fenómenos como los pisos turísticos, que conforman una actividad mayoritariamente ilegal que solo sirve para eludir los impuestos y para masificar pueblos y barrios.
En ocasiones basta con mirar al otro lado del espejo para apreciar las virtudes propias, y de esa comparación emerge en toda su expresión la actividad basada en el paisaje, en el patrimonio, en la aventura, en la gastronomía o en la enología.
Todo ello está presente en la feria, por lo que no es de extrañar que cada año sean más los profesionales acreditados. Del mismo modo que cada año son más los particulares que se acercan para planificar sus vacaciones, o sencillamente para conocer propuestas y ampliar horizontes.
Otra gran cita para el consumidor está a la vuelta de la esquina, y esta es casi ineludible: las reuniones familiares que se suceden a lo largo de diciembre, y que se prolongan hasta el día de Reyes. Como en el caso del turismo, a la hora de hacer la compra cada cual podrá escoger entre la corriente mayoritaria y la que está basada en el territorio. Por eso este número de ARGI ofrece un amplio repertorio de productos de calidad elaborados en Castilla y León. Porque trabajar por lo pequeño es una apuesta que siempre merece la pena.