El Museo Nacional de Escultura celebra el Centenario de la muerte del gran escultor francés con una microexposición fotográfica. El espacio, situado en el corazón del vallisoletano Colegio de San Gregorio, contiene imágenes procedentes de los fondos del Museo Rodin (París) y materiales del taller de vaciados del antiguo Museo Nacional de Reproducciones Artísticas
Cuando se cumplen 100 años de su muerte, el Museo Nacional de Escultura ha querido sumarse a la lista de homenajes dedicados al gran escultor francés, cuya fama llenó el mundo.
A partir de su ejemplo, el museo ha querido hacer hincapié en la idea de que la copia en yeso siempre ha estado relacionada con el proceso creativo, llegando a ser elevada a la categoría de obra de arte en la colección que este museo expone en la Casa del Sol.
Auguste Rodin ocupó una veintena de talleres a lo largo de su vida. La villa des Brillants en el bosque de Meudon y el hôtel Biron en París se convirtieron en lugares consagrados a la creación de su obra, pero el taller que más tiempo mantuvo activo fue el llamado Depósito de mármoles.
Los talleres de Rodin eran, como suelen ser los talleres de escultores, lugares fríos, polvorientos y húmedos, sin apenas mobiliario, y poblados de trabajos en curso: modelos de arcilla envueltos en telas húmedas, vaciados de yeso y esculturas de mármol inacabadas.
A partir del 14 de noviembre de 2017 hasta el 4 febrero de 2018
El taller del artista. Un homenaje a Rodin
El rincón rojo. Colegio de San Gregorio. Anexo a Sala XIV (Valladolid)
Como la mayoría de sus coetáneos, Rodin se encargaba principalmente del modelado en barro y confiaba a sus oficiales el agrandado, la ejecución de sus mármoles, el vaciado y el acabado de sus esculturas, supervisando personalmente todas las etapas. Sus yesos, a los que se refería con ironía como sus despojos, tenían un gran valor para él y los almacenaba cuidadosamente para volver a reutilizarlos tantas veces como fuera necesario.
Una mano, un brazo, una crin de caballo, una oreja de mujer… el maestro encargaba vaciados de las obras que modelaba. A partir de aquel tesoro de formas y gestos que desbordaba los cajones, las mesas e incluso el suelo de su taller, Rodin trabajó por combinación, cambios de escala y asociaciones, llegando a dejar a la vista las costuras producidas por los moldes en la superficie de algunas de sus esculturas, tal era su obsesión por lo espontáneo más allá de lo natural.
La pequeña muestra, que ha contado con la colaboración de la Alianza Francesa de Valladolid, reúne fotografías procedentes de los fondos del Museo Rodin de París y materiales del taller de vaciados del antiguo Museo Nacional de Reproducciones Artísticas. A ellas se suma, además, una litografía del escultor Ossip Zadkine ‘Homenaje a Rodin’ procedente de una colección particular, así como varios vídeos dedicados a la técnica del artista y textos de referencia sobre el escultor.
El Museo completará este homenaje en diciembre con actividades que servirán para completar la pequeña muestra.