Parece imposible dar buenas noticias en los tiempos que corren, pero la labor de una revista como ARGI consiste en intentar, al menos, encontrar buenas historias y trasladarlas al público. Un ejemplo paradigmático reside en el repaso a los diferentes tesoros, ya casi arqueológicos, que han quedado al descubierto a raíz del bajísimo nivel que registran numerosos embalses de Castilla y León.
Puentes, caminos, iglesias y pueblos enteros han emergido para goce de fotógrafos, curiosos y pintores, quizá para recuerdo de los más mayores. Un espectáculo magnífico que apenas sirve como consuelo a la dramática situación que la sequía plantea a los habitantes de la comunidad, de forma singular a los que viven y trabajan en el medio rural.
En esta ocasión es el calendario -y la meteorología- el que marca el ritmo informativo, y por esa razón merece la pena levantar testimonio del tono que va adoptando el paisaje de la comunidad. En concreto, el de aquellos rincones singulares que están en la mente de todos, pero que las páginas de la revista vuelven a recorrer para alimentar los sentidos de sus lectores. El Real Sitio de la Granja de San Ildefonso, los Ancares, las sierras de Salamanca, los Torozos…
También es una ocasión para recrearse en el paisaje del viñedo en un año marcado por la ausencia de precipitaciones, y de analizar cómo serán los vinos de esta añada. Los bajos rendimientos, con una uva muy sana y rica en azúcar, depararán unas elaboraciones francas en aromas, con un cuerpo medio y con más color. Así lo anticipa Tomás Jurío, uno de los ‘francotiradores’ que analizan la actualidad de Castilla y León desde las páginas de esta revista. Sus aportaciones son el complemento perfecto del equipo de redacción, que desde hace más de diez años toma el pulso al medio rural, a la cultura, el vino y la gastronomía de Castilla y León. Esas miradas, como tantas, convergerán un año más en INTUR, que se celebra del 23 al 26 de noviembre recordándonos el privilegio de tener tan a mano una cita fundamental para el sector turístico.
De esta manera se ha llegado hasta el número actual de la publicación, ya el 60, en un recorrido en el que no solo el lector, sino también el equipo de periodistas que forma ARGI, ha podido descubrir joyas más o menos conocidas, iniciativas privadas y proyectos colectivos que enriquecen el tejido de una comunidad amplia, rica, en ocasiones contradictoria y siempre escenario de empresas ilusionantes. Con buenas historias para ser llevadas hasta un público con criterio.