La programación cultural de la capital de la Moraña gira en torno a una figura poco conocida, pero fundamental para la historia de la literatura: la de Fray Juan Gil, libertador de Cervantes en Argel
La historia de la literatura española no sería la misma sin la figura poco recordada, pero providencial, del arevalense Fray Juan Gil, trinitario que en 1580 y tras años de esfuerzo, consiguió liberar a Cervantes de su encierro en Argel.
La vida de este vecino ilustre servirá para articular parte de la la programación cultural y turística de la capital de la Moraña a lo largo de 2016, el año en que se celebra el cuarto centenario del fallecimiento del autor de El Quijote.
El monumento que recuerda a Fray Juan Gil es uno de los que habitan las calles de Arévalo y cobrará protagonismo de manera especial durante el próximo año. Igualmente lo harán las ruinas de lo que fuera el convento de trinitarios de Arévalo, en la zona sur del casco urbano, que serán intervenidas para ser puestas en valor como testimonio de su presencia en el pasado.
El muy cervantino 2016 va a ser una buena ocasión para recordar el ingente patrimonio de Arévalo, con sus numerosas iglesias mudéjares y sus plazas, escenario de la vida de personajes como Isabel la Católica, San Juan de la Cruz y San Ignacio de Loyola.
No olvidemos su castillo, que bajo el título ‘Castillo y silo. Un lugar único en el mundo’, es un reclamo turístico de primer orden. Como diría Ricardo Guerra, cronista oficial de la ciudad, la identidad local supone “una idiosincrasia y personalidad que eran y son el rotundo atractivo para los visitantes: nuestra cultura gastronómica, nuestra historia y nuestro arte mudéjar”.
Fotografía principal: La iglesia de San Martín, con sus Torres Gemelas, donde fue bautizado Fray Juan Gil, es parte del Conjunto Histórico Artístico de Arévalo. Foto: Monumento en recuerdo a Fray Juan Gil en Arévalo.
