Las Médulas es la mayor explotación aurífera a cielo abierto del Imperio Romano. En los más de dos siglos que permaneció activa extrajeron una cantidad de oro superior al millón y medio de kilos gracias al trabajo de entre diez mil y veinte mil hombres. El extenso sistema hidráulico para extraer el metal disponía de una red de canales con más de 600 kilómetros de longitud
Alfredo Allende
El Sol se esconde en el horizonte y, durante unos minutos, todo el paisaje se tiñe de una pátina dorada. Las laderas desnudas, de tierra arenosa y castigadas por la erosión, relucen como si el astro las hubiera tocado con la varita mágica. Los viejos castaños, en plena otoñada, rejuvenecen pletóricos de color. Los robles que todavía verdean son los encargados de poner el contrapunto cromático en una paleta saturada de rojos, amarillos y naranjas. Son las Médulas, en la comarca leonesa del Bierzo. El espíritu del oro, que con tanto ahínco buscaron los romanos, aún permanece intacto en el paisaje.
La Unesco declaró este entorno Patrimonio de la Humanidad en 1997 por su interés arqueológico. También está catalogado como BIC y Monumento Natural. Y más. Es la mayor mina aurífera a cielo abierto del Imperio Romano, aunque los pueblos prerromanos ya se hacían con este preciado metal, antes de la llegada de las legiones, trabajando en los cursos de agua de la comarca.
El escritor, científico, naturalista y militar Plinio el Viejo, que fue administrador de las minas, relata en sus escritos la dureza de los trabajos aludiendo a que era “menos temerario” recolectar perlas en el fondo del mar que extraer mineral en las Médulas. Se calcula que de la mina salieron más de un millón y medio de kilos de oro, y que trabajaron en la explotación entre 10.000 y 20.000 hombres. Plinio hace referencia entonces a 60.000 esclavos manumitidos.
Los romanos canalizaron los arroyos para embalsar el agua por encima de la zona de extracción, que después derramaban por una red de galerías de pronunciada pendiente que recorría el interior del monte. Así, las tierras auríferas llegaban a los lavaderos acondicionados para recoger el preciado metal.
El sistema hidráulico de las Médulas es el más espectacular de los conocidos, con más de 600 kilómetros de trazado de canales que transportaban el agua desde la Cabrera hasta el complejo minero. Semienterrada por derribos y erosión, y sepultada bajo un manto de densa vegetación arbustiva, la cartografía y el estudio detallado de esta red de canales no fue acometido hasta los primeros años del siglo XXI.
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