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‘Querida abuela’: Memorias del Cerrato

El periodista y comunicador audiovisual Javier Niño da voz a los habitantes de Baltanás (Palencia), muestra la realidad de los pueblos y desmitifica el término ‘despoblación’ a través de un documental

Lara Arias

Ya se hablaba sobre ello incluso antes de que fuera una realidad. Los baltanasiegos se preguntaban qué estaba haciendo uno de los suyos entre sus calles. Vieron cómo las tierras de secano se llenaron de cámaras, el campo de futbol de ‘leyendas’ del pueblo y las bodegas de jóvenes que tenían algo que contar. Javier Niño, periodista y comunicador audiovisual, pero, sobre todo, orgulloso baltanasiego, es el artífice de este documental. Un cuidado trabajo que quiere mostrar cómo ha sido la vida en esta villa y cómo es ahora. Una sutil comparación de como el día a día del pueblo ha ido menguando a causa del éxodo rural, o, en estos tiempos, mejor conocida como despoblación rural.

Judit Prado

Aquello que nació como un proyecto personal o un mero sueño ha cobrado cuerpo: El documental de Javier Niño nace con el objetivo de dar visibilidad a una realidad presente y en ocasiones, invisible para todos, que, entre unas cosas y otras, nunca se soluciona. Esta vez no serán las instituciones las que hablen del problema, sino los protagonistas que conviven con ella todos los días: los habitantes de Baltanás. Aun así, las conclusiones finales de todo esto han sido muy distintas de las que Javier Niño pensaba.

El autor de este proyecto se autodescribe como “una persona a la que le gusta vivir la vida, conocer a la gente y, sobre todo, escuchar las historias de los demás”. Profesionalmente sería así, aunque para sus allegados, que le conocen como JN, les gusta decir que es “amigo de sus amigos”.

La génesis de este proyecto se basa en eso, en los recuerdos que desde el día que nació tiene de este lugar.  “Crecí con las historias de mi tío Anastasio Alejos sobre cómo era la vida aquí. Siempre me ha contado sus aventuras, cómo era la vida antes, como ha cambiado todo. Cuando tuve la oportunidad de hacer algo con todas esas palabras, crear algo duradero, no lo dudé”, declara Javier Niño. De hecho, el hilo conductor de todo este proyecto nace de esta entrevista.

Figurativamente hablando, este reportaje es la antesala que da lugar a un altavoz con el fin de dar a conocer esta realidad.  Baltanás es un claro ejemplo de cómo le afectado la despoblación. Un ejemplo de la lista infinita que hay de pueblos con el mismo problema.

Judit Prado

Despoblación: la realidad

Previamente antes de empezar a trabajar, Javier Niño se puso a investigar sobre cuál era la realidad y qué era eso de “despoblación”. Para el autor este término no es correcto, tanto que reniega del concepto de ‘España vaciada’ porque “sigue habiendo gente en todos los lados”. De hecho, apunta, que le resulta un insulto ir a una localidad y alegar que está despoblada. “¿Qué pasa con la gente que vive en estos sitios? ¿No existe?”, manifiesta.

“Es cierto que el pueblo ha menguado, pero nadie se pregunta la cantidad de cosas que hay aquí. Mientras me documentaba, he tenido que investigar sobre todas las asociaciones, quien está detrás de todas ellas y cómo funcionan. Mi conclusión es que la gente de fuera es la que no conoce que ocurre dentro. Los pueblos se mueven mucho, a su gente les gusta vivir aquí y hacen una gran cantidad de cosas para mantener esto con vida”, señala Javier.

Asimismo, Javier Niño sabía que la “España vaciada no estaba tan vaciada. Yo vivo aquí y lo veo. Pero de lo que me he dado cuenta es de la diferencia de pensamiento entre el pueblo y la ciudad. Hay voluntad por vivir aquí, hacer cosas y de quedarse, pero la gente de ciudad tiene una creencia equivocada”, manifiesta.

Judit Prado

Entrevistas y trabajo

Más de una veintena de personas han sido entrevistadas y todas con algo en común. Aunque, la que más ha marcado al director de este documental ha sido la de Tasio Alejos. No por el parentesco familiar, sino por ver cómo a partir de su persona relataba la emoción de su oficio, el pastoreo, además de contar la historia del pueblo a través de las vivencias de su trabajo, el cual se encuentra casi desaparecido.

Esto no quita importancia al resto. La elección de las mismas no ha sido al azar. Javier Niño buscaba con cada una de ellas mostrar de forma general a todas las personas del pueblo. No poner un nombre concreto o dar voz solo a una persona. Para nada. El propósito de todo esto es representar al pueblo en general y mostrar que es un lugar vivo y con ganas de seguir haciendo cosas.

Un trabajo arduo donde no hubo cabida al descanso. Javier sabe que esto no hubiera sido posible sin el apoyo de la UEMC (Universidad Europea Miguel de Cervantes) que apoyó el proyecto desde el primer momento. Aun así, fue Judit Prado, compañera y amiga quien se subió en su coche para poder ayudarle en el campo de grabación. “Sin ella no hubiera sido posible todo esto. Me ha ayudado a centrarme en la parte más práctica y ella se ha encargado de los aspectos técnicos”, señala Javier Niño.

Asimismo, han sido muchos baltanasiegos los que han estado al pie del cañón. Alejandro Camino es uno de los que ha permitido ubicar, centrar y dar una visión nueva del pueblo. Aun así, para verlo aún tendremos que esperar.

Judit Prado

Obstáculos casi infranqueables

Todo tiene su complicación, incluso hasta lo más básico, y por supuesto, esto también. Niño comenta que a pesar de todo esto, asumió el reto y “tiró para delante”, porque era algo que quería mostrar al mundo. “Este documental es la primera vez que algo lleva mi nombre. Es la primera vez que yo estoy dirigiendo el barco. Audiovisualmente hablando, lleva mi firma. Es mi idea y es mi trabajo y sacar adelante algo “solo” es complicado. Me considero una persona desorganizada y he tenido que jugar con esa desventaja. ¿Mi truco? Trabajar todos los días para conseguir sacarlo adelante”, apunta.

Reconocimientos y agradecimientos

Todo trabajo firmado en esta profesión suele tener un destinatario. Javier Niño se lo agradece a toda su familia, a las personas que le han apoyado en el proyecto y a sus compañeros y amigos, pero, sobre todo, dejó claro que este documental iba en honor a su abuela, Teresa. “Era con la que venía aquí y con la que he vivido la vida del pueblo. Creo que le habría gustado como he ido construyendo todo a partir de la gente y de las palabras de los demás. Era una cosa que le gustaba de mí”, manifestó.

Asimismo, este documental es una forma de homenajear a todos los baltanasiegos. “A la gente de asociaciones y negocios le ha supuesto un reconocimiento a su labor. Y para la gente en general es un honor y una puesta en valor a su vida”, apunta.

Además, todo este trabajo es una forma de ofrecer una visión realista de la vida de un pueblo, para evitar y dejar escapar aquellas ideas erróneas que rodean el ambiente social sobre la vida en los pueblos.

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