Texto: Marta Álvarez y Patricia Alonso
Tras obtener dos Zarcillo de Oro en las anteriores ediciones de los premios de 2007 y 2009, el tinto burgalés alcanza el galardón de la máxima categoría y la bodega disfrutará de la beca de comercialización e internacionalización de la Junta de Castilla y León
Hace quince años, en el municipio de Villatuelda, al sur de la provincia de Burgos, nacía un proyecto fruto de la tradición, el misterio y el arte. Para Mauro González, propietario junto con Jaime González de la Bodega Viña Tuelda, la cultura del vino ha estado siempre presente en su familia: “En la fragua donde trabajaba mi padre, el vino servía para hacer tiempo, amistades en torno al fuego, era como un lubricante social”.
Las bodega familiar, excavada en la tierra, está rodeada de un halo que aún se puede percibir. El visitante puede contemplar las caras que llevan años y años esculpidas en las paredes de la bodega. Según cuenta González, “el final de la bodega conectaba con la iglesia del pueblo y aún se cuentan historias de romanos, cristianos y monjes medievales”.
Desde sus orígenes, “y desde la inconsciencia que es adentrarse en el negocio del vino”, asegura Mauro González, el objetivo ha sido recuperar en sus vinos “el espíritu castellano: autenticidad, fuerza, amor a la tierra y arte en el trabajo”. Pero también conjugar el arraigo con la belleza y la sensibilidad, “para así completar lo que tradicionalmente ha faltado al castellano viejo; añadirle también la parte femenina de la mujer castellana”, cuenta el bodeguero.
La bodega se sitúa al lado de una antigua ‘lagareta’ y otra bodega milenaria. Tiene una capacidad para transformar 130.000 kilos de uva. Varias son las fincas que conforman las 14 hectáreas de viñedos propios. La Corva, La Arroyada o Carralaorra y su tinta fina son el germen, junto con la tierra arcilloso-calcárea, de los vinos de Viña Tuelda.
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