Chelo Miñana, USU TURISMO EXPERTISE
Iba a ser complicado, aunque el vino sea una pasión para muchos, dormir en el interior de una bodega. En este número hemos decidido acercarnos al máximo, para vivir lo que en un momento parece que olvidamos y estamos peleando por recuperar: la cultura del vino.
Un hotel rural rodeado de bodegas tradicionales y viñedos, ¿qué más se puede pedir si se busca tranquilidad, la desconexión justa, y se pretende descubrir y disfrutar del vino en el origen?
El Hotel Rural Pago de Trascasas, al que acompaña la Bodega Alfredo Santamaría, se halla a tan solo 20 kilómetros de Valladolid capital.
En la localidad de Cubillas de Santa Marta, dónde se encuentran situados hotel y bodega, disponemos del lugar idóneo para dormir con el vino en la habitación de al lado. Llegar y dejar la maleta es el único gesto que necesitamos hacer para empezar a descubrir. Descubrir un paisaje que vale varios paseos dejando los cascos de música guardados, para no perder ningún detalle del silencio que en un primer momento nos parece artificial. Porque es imposible que no se oiga nada, para luego suavizarse y sentir como nuestro oído recupera la sensibilidad y escuchar los suaves sonidos de la naturaleza.
No es llegar a un hotel. Es volver a casa, porque así te hacen sentir durante toda la estancia. Una casa con la puerta abierta para que quien entre en cualquier momento se una… a la comida. A la visita de la bodega tradicional y a la de elaboración, a la cata que esté en ese momento en marcha, porque el vino hay que vivirlo, y no hay mejor forma de aprender a disfrutarlo que de la mano de estos bodegueros que han decidido acoger a todo el que quiera compartir su pasión.
Cuando se habla de vino rosado en Castilla y León hay una zona que reina indiscutiblemente en la mente de los amantes del vino, por antigüedad y solera, y porque además ha decidido hacer valer todos los años que atesoran sus viñas y sus tradiciones… estamos en territorio Cigales.
Vista rápida y después de varias preguntas, comprobamos que el vino nos ha servido como excusa, pero que puede ir acompañado de cualquiera de nuestras pasiones: naturaleza, cultura, patrimonio, ¿deporte? Si hemos dejado la bicicleta en casa, la próxima vez no se nos puede olvidar, porque habrá que volver.
Palabras mayores cuando toca sentarse a la mesa… Sentarse a la mesa solo después de haber disfrutado de unos vinos en buena compañía, con los amigos que ya venían o haciendo nuevos; para descubrir toda la variedad de rosados y tintos de la región de Cigales, con la sorpresa de encontrar también algún blanco, y así de paso rompemos la creencia de que en esta tierra simplemente se elaboran rosados.
Y ahora sí, nos sentamos a la mesa, porque no hay experiencia ni viaje en el que la gastronomía no tome su parte de protagonismo. En este caso el horno de adobe y barro decide, sin lugar a discusión, que la cocina tradicional va a ser la elegida para acompañar los vinos de la casa, que han recorrido pocos metros en llegar desde su dormitorio en la bodega a la mesa.
¿Lechazo asado al estilo tradicional con un ‘clarete’? Recomendamos y dejamos en las manos de cada viajero elegir qué disfrutará en su plato. Lo que sí podemos garantizar es que el momento valdrá un espacio en el álbum de experiencias a recordar.
Descubrir el destino, descubrir el hotel…descubrir un hotel, descubrir un destino.
