spot_img

Un crucificado en la capilla de los Valderas

El Cristo de la Agonía. Iglesia de San Marcelo. León

Alberto y César Fernández

De la influencia en las corrientes de Francisco del Rincón y Pompeyo Leoni, crucificados un tanto hercúleos aunque con buenos estudios anatómicos, heridas a lo sumo contenidas, cabellos de mechones más redondeados y paños de pureza con pliegues suaves y abultados con clásico anudamiento a la cadera derecha y caída del tejido pegado al cuerpo, nacieron Cristos como el perteneciente a la iglesia parroquial de Laguna de Duero; un estilo que la Gubia del Barroco paulatinamente iría abandonando.

“… parescio presente Gregorio Fernández escultor vecino de esta ciudad y dixo que se obligaba y se obligo con su persona e bienes de hacer y que hara un Cristo Crucificado de seis pies de alto que se entiende de dos varas de alto bien acabado con mucho arte y con dientes de marfil y uñas en los pies posticas… el qual tiene que hacer para Antonio de Valderas vecino de esta ciudad de Leon por quanto ansi esta concertado con don Francisco Moreno en nombre del susodicho por duscientos y sesenta ducados pagados de contado mil quinientos reales y lo demas estando este acabado y entregado el Cristo en casa del dicho Gregorio Fernández y se declara que la pintura y oxos de cristal han de ser por quenta del dicho Antonio de Valderas= y si quisiere que los clavos del Cristo sean de yerro han de ser por quenta del dicho Antonio de Valderas= y es de condicion que la dicha figura la dara acabada dentro de dos meses y medio de la fecha de esta escritura para que se pueda entregar al pintor que el dicho señor don Francisco Moreno ordenase los quales se obligaron con sus personas e bienes…”.

Este documento hallado por Esteban García Chico demostraba lo que de inicio se iba llevando por las atribuciones al Genio Gregorio Fernández. Ubicada en la iglesia de San Marcelo de la ciudad de León, dentro de la Capilla de los Valderas, que fueron sus patronos y mecenas de toda ella.

Este Crucificado abre lo que más adelante se puede considerar los tres mejores Crucificados elaborados por él. Culmen lo hallamos en la ciudad de Valladolid, con el Cristo de la Luz propiedad del Museo Nacional de Escultura.

El encargo fue contratado alrededor de 1628, tras la ejecución de la capilla, y se firma el contrato de la hechura el 1 de julio de 1631, por don Francisco Moreno, en representación de los Valderas. Se estipula como hemos visto que tenía que ser elaborado por el propio Fernández, con proporciones y demás detalles en un plazo dos meses y medio de la firma por un coste de 260 ducados. La policromía era a cuenta del propio Antonio.

Ya en este crucificado de las Valderas se ha instaurado plenamente la técnica Gregoriana que Fernández llevaría a su cénit con la realización de su codiciada perla, el Cristo de la Luz. Pero aquí el maestro nos deleita con un complejo estudio anatómico dedicado de principio a fin a la representación fidedigna de la muerte del hombre.

Los brazos se encuentran sometidos a una fuerte tensión transcribiendo los tendones bajo la dermis. Los dedos de las manos se hallan en semiflexión, más acentuado en los pulgares y anulares con un amoratamiento general.

Los derrames sanguíneos de las heridas producidas por la perforación de los clavos se deslizan a lo largo de las muñecas recorriendo el borde interno de los brazos. En ellos también se aprecian diversas señales longitudinales dejadas por los flagelos y dos acusados coágulos.

Hay una profunda laceración en el hombro izquierdo, punto de continua fricción al cargar la cruz. La cabeza cae laxa conducida hacia el lado derecho.

El conmovedor rostro transmite una intrínseca serenidad; los ojos semiabiertos con hundimiento en la región orbitaria donde también apreciamos una equimosis acentuando la pálida tonalidad de la piel. Los pómulos se han sometido a una sumersión y la nariz afilada de igual forma muestra los colores de la muerte.

De la boca entreabierta cae una gota de sangre que se escapa del labio superior. Tan al detalle se planificó esta obra, que los blancos dientes se entrevén con suma claridad.

El bigote y la barba han sido tallados en sinuosos y curvilíneos cabellos oscuros con reflejos dorados culminados por dos puntas redondeadas. En el pabellón auricular izquierdo se aprecia una fina perforación del mismo tipo observadas en el cuello cabelludo y la frente.

El tórax definido con hundimiento del vientre y profuso marcado de la caja torácica. Pequeños cortes con sangrado junto a nuevas improntas del aliento destructivo del látigo y el desgarro de la lanzada en corte oval, sobrecogen más con esa fuerte cascada del líquido vital que resbala hasta teñir de bermellón la blanca piel de la pierna. Hay un halo rojizo en la zona baja del abdomen y una fuerte ablación en el costado derecho.

La espalda muestra diversas heridas y laceraciones.

El desnudo de la cadera derecha es tan bonito como sobrecogedor; Gregorio Fernández se sirve de un linteus blanco con ribeteado negro y doble tira, anudando la amplia y pesada tela cuyo paño sobrante cae verticalmente por debajo de las rodillas. Ya vemos florecer ese acartonamiento en los pliegues del tejido.

Las piernas permanecen colocadas juntas, aunque la diestra se adelanta sutilmente; después de todo es el pie de esta extremidad el que se superpone al otro, firmemente sujetos a la madera de la cruz por un único clavo de cabeza redondeada. La sangre se vislumbra en precisas pinceladas junto a cortes y a numerosas marcas de latigazos.

Iglesia de San Marcelo, en León.

Las rodillas han sufrido un intenso castigo; la carne ha sido lacerada con total brutalidad.

La aureola hematosa infiltrada bajo la epidermis también se reproduce en la zona de los tobillos con incisión profunda.

La piel del pie se recoge en marcados pliegues sobre la cabeza del clavo que los atraviesa a ambos. Una aguda hemorragia se abre camino en abanico hacia los dedos.

El Cristo de los Valderas es un claro relato de una iconografía de crucificados, que al igual que ocurre en los yacentes, solo pudo emerger del extraordinario genio de la Gubia del Barroco.

La participación de esta escultura en los cortejos de Semana Santa, se remontan en 1940, que fue acompañada en la carrera oficial del Silencio de los Padres Capuchinos del Miércoles Santo, solo de ese año.

Se volvió a ver este Crucificado en 1957 por las Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, que se ocupó en esa ocasión de restaurarla para su uso en la Procesión de los Pasos el Viernes Santo, saliendo por la mañana y realizando el recorrido tradicional, que es el denominado por Máximo Cayón Waldaliso ‘de los cuatro conventos’.

Así, partiendo de la Capilla de Santa Nonia, la procesión transita por: San Francisco, Plaza de San Francisco, San Francisco, Hospicio, Escurial, Plaza Santa María del Camino, Cuesta de las Carbajalas, Cuesta de los Castañones, Santa Cruz. Plaza Mayor (donde se celebrará “El Encuentro”), Mariano Domínquez Berrueta, Plaza de Reqla, Cardenal Landázuri, Convento, Plaza del Vizconde, Serranos, Plaza de Puerta Castillo, Plaza de Santo Martino (donde se recogerá para efectuar el descanso); Sacramento, Plaza de San Isidoro, Cid, Calle Ancha, Plaza de San Marcelo, Plaza de Santo Dominqo (sin vuelta), Independencia, Arco de Ánimas, Plaza de San Marcelo, Teatro, Rúa, Plaza de las Concepciones, San Francisco, Paseo de San Francisco y Capilla de Santa Nonia”.

Al declarar Titular de la Cofradía de las Siete Palabras en 1962, al siguiente año se utiliza también por la tarde del Viernes Santo, en la Procesión de las Siete Palabras recorriendo las siguientes calles: “Plaza de San Marcelo, Legión VII, Independencia, Plaza de Santo Domingo (con vuelta), Plaza de San Marcelo, Ruiz de Salazar, Lope de Vega, San Agustín, Alfonso V, Gil y Carrasco, Burgo Nuevo, Independencia, Legión VII y Plaza de San Marcelo”.

Esta duplicidad se terminó en un pleito entre ambas hermandades, donde los primeros reclamaban su derecho de uso por haberla utilizado desde un principio y los otros decían ser sus titulares.

El litigio se solucionó prohibiendo a ambas la utilización de ella, por “mal estado de conservación de la escultura” y en 1968 fue su última salida. Además las Siete Palabras decide elaborar una copia por puntos, aportando un importante donativo el Obispo de León y cuya factura corrió a cargo de Amado Fernández, que estuvo para la Semana Santa de 1969, perdiendo así los leoneses el disfrute de esta magnífica talla por sus calles.

Esta efigie se utilizó en la exposición de Las Edades del Hombre ‘El Árbol de la Vida’ en 2003, en la catedral de Segovia, y en la exposición de la Junta de Castilla y León, en colaboración con Las Edades, ‘Gregorio Fernández y Juan Martínez Montañés. El Arte Nuevo de Hacer Imágenes’, en 2024 y en la catedral de Valladolid.

Bibliografía:

-Gregorio Fernández. Esteban García Chico. Ediciones Escuela de Arte y Oficios Artísticos de Valladolid 1952.

-El Escultor Gregorio Fernández. Juan José Martín González. Ministerio de Educación y Cultura. Madrid 1980.

-Las Edades del Hombre. El Árbol de la Vida. Mayo a Noviembre de 2003. Catedral de Segovia. Diversos Autores. Gráficas Varona Salamanca 2003.

-La Pasión de Cristo. Vista por un médico. Antonio Hermosilla Molina. (Editorial Margoak.

1985).

-Disposición del paño de pureza en la escultura del Cristo crucificado entre los siglos XII y XVII. Tesis Doctoral Carmen Gómez García, MEMORIA PARA OPTAR AL GRADO DE DOCTOR PRESENTADA POR Carmen Gómez García Bajo la dirección de la doctora: Ana Mª Macarrón Miguel. Madrid, 2007. FACULTAD DE BELLAS ARTES, Departamento de Pintura. Edita Universidad Complutense de Madrid, Servicio de Publicaciones.

https://jhsleon.com

https://www.elviajedelalibelula.com/single-post/exposici%C3%B3n-gregorio-fern%C3%A1ndez-mart%C3%ADnez-monta%C3%B1es-el-arte-nuevo-de-hacer-im%C3%A1genes-catedral-de-vallad

https://pasos-palios.blogspot.com/2013/02/cristo-de-los-balderas-leon.html

https://issuu.com/editorialmic/docs/leon_semanasanta2018/s/12715471

Reportaje gráfico, César Fernández

spot_img

#MÁSCYL RECOMIENDA

ESCAPADAS DESTACADAS

Gaspar Arredondo, un inquisidor nacido en Ampudia

Eduardo Gay Guerrero Don Gaspar Arredondo y Vélez de Rada, inquisidor que fue de Córdoba y Santiago de Compostela, nace en la villa de Ampudia...

CASTILLA Y LEÓN AL DÍA

SABOREA CYL

La Diputación de Palencia ensalza el paisaje cultural del vino de las bodegas de Baltanás, Torquemada y Astudillo

El sábado 29 de noviembre tuvo lugar una nueva visita de interpretación del Paisaje del Cerrato a los barrios de bodegas de Baltanás, Torquemada y...