Texto: A. Allende
Isabel la Católica ha dejado un importante legado patrimonial e histórico, cuya huella suscita cada vez más pasión entre los estudiosos y turistas. Madrigal de las Altas Torres, Arévalo, Segovia y Medina del Campo son localidades en las que es posible sentir en sus calles la historia de la formación de Castilla
Los personajes históricos son siempre campo abonado para la polémica. Y cuanto mayor es su relevancia histórica, más discrepancias suscitan. El de Isabel I de Castilla es una caso atípico, al menos en lo que se refiere al interés generalizado que despiertan todos los aspectos relacionados con la figura de la reina, espoleado en gran parte por la serie sobre la monarca emitida por RTVE. Y aquí, la región castellanoleonesa tiene reservado el papel protagonista.
El periplo de los, cada vez más numerosos, turistas que siguen los pasos de la reina debe comenzar en Madrigal de las Altas Torres. Isabel I nació en el antiguo palacio de esta localidad abulense, que hoy es el monasterio de Nuestra Señora de Gracia. Era el 22 de abril de 1451. El edificio, en el que se celebraron Cortes con los Reyes católicos, aún conserva algunas estancias de la época como la escalera regia y la sala de Cortes, ambas con cubierta mudejar, además del claustro, la capilla real, el salón de embajadores y la alcoba de la reina. También hay esculturas, pinturas, documentos y mobiliario de la época. Parada obligada es también la iglesia de San Nicolás de Bari, de estilo gótico mudejar, donde se casaron los padres de Isabel I (Juan II de Castilla e Isabel de Portugal) y donde fue bautizada la propia reina.
Cada año, el primer fin de semana de agosto, Madrigal de las Altas Torres escenifica un regreso a la Edad Media; lo que supone una buena oportunidad para que el visitante disfrute del lugar empapado del espíritu de época.
Ocho atriles en Arévalo
Tras la muerte de su padre, la familia -los hermanos Isabel y Alfonso y la madre- se retiran a Arévalo (Ávila), donde transcurrirá su infancia. Allí recibe una cuidada educación, en la que los franciscanos son determinantes. Regresa a Arévalo en numerosas ocasiones, tanto como infanta como en calidad de reina. El castillo de la localidad (s. XV) puede ser visitado los fines de semana.
El museo de historia de Arévalo está ubicado en la Casa de los Sexmos, donde los Reyes Católicos refrendan el Tratado de Tordesillas, acuerdo por el que los monarcas y el reino de Portugal se repaten las zonas de navegación y conquista del Atlántico y del Nuevo Mundo. Ocho atriles, repartidos por el casco histórico arevalense, permiten seguir la vida de la monarca en la ciudad.
En 1461, Isabel y su hermano Alfonso son trasladados a Segovia, donde entonces estaba la Corte. El cambio está impulsado por el rey Enrique IV, con el propósito de tener bajo control a sus hermanastros. Se producen a partir de entonces una serie de luchas por al sucesión, promovidas por familias nobles, que enfrentan a Enrique IV y al infante Alfonso. Los conflictos alcanzan su punto culminante en la Farsa de Ávila, en la que el monarca es depuesto para coronar a Alfonso y con la posterior muerte de este en 1468, posiblemente envenenado.
