Alfredo Fernández
La España rural siempre guarda una cantidad abrupta y extensa de lugares escondidos que dejaría boquiabierto al más escéptico. Guardo, como es bien sabido en Palencia, se ubica cercano a la ruta de los pantanos, alojado entre las faldas de los gigantes Espigüete y Curavacas.
Su clima invernal deja siempre ver una estampa navideña que suele dejar a todo infante que viene de fuera perplejo. Más de una vez veías a gente que no conocías y escuchabas a un niño decir: “Mira mamá, nieve, parece el Polo Norte”.
Luego tenemos la eterna duda: los de pueblos pequeños dicen que Guardo es demasiado grande para ser un pueblo, y los de ciudad dicen que tiene poca gente como para ser una ciudad. Entonces, ¿en qué quedamos? Pues sencillamente en que es un sitio grande en donde la gente se conoce como si viviesen 40 personas, y ese es el encanto general que tiene Guardo: ver que el lugar físico es distante, pero que la gente es cercana.
Otra cosa ya es hablar de su paisaje. Puedes ver cómo se entremezclan las casas con el monte, las fábricas con los barrios y, además, a cada paso que das, puedes ver que sus raíces mineras no son solo de oídas, sino que están presentes en cada familia guardense.

Si es que das una patada y te salen cuatro hijos de mineros. En los 80, somos muchos los que hemos oído historias de padres, tíos y abuelos que salían de casa, ya fuera en Guardo, en Mantinos o en Villalba, esperaban al respectivo bus y, o bien se iban al barrio de Explosivos a trabajar en las fábricas, o se desplazaban hacia las minas para sacar de allí un carbón del que se nutría parte de la población española.
Esta minería no se quedó ahí. Cuando el trabajo en las minas se terminó, y el pueblo comenzó a tener una bajada en su población, parecía un hecho que el sentimiento hacia esa profesión se perdería, pero todo lo contrario. En la plaza de San Juan, en lo más alto de todo el municipio, cada año los antiguos mineros, sus familias y una amplia multitud de vecinos de Guardo se reúnen para honrar la profesión con una tradicional Quedada de Entibadores, donde después se disfruta de una comida comunal.
El pueblo tiene en todo su centro una fuente con una edificación encima, conocida como Monumento al Minero, edificada en 1975 y que es el centro neurálgico de festividades y eventos. Es tan importante que cuando España ganó las Eurocopas y el Mundial, la gente del pueblo se bañaba en ella para festejar la victoria, y cuando se hace tributo a Santa Bárbara, patrona del municipio, la banda local expone sus armonías en frente de dicha estatua.
El pueblo tiene tanto cariño a este pasado minero que, desde 2023, se ha comenzado a realizar un evento, nombrado como Mina Magna Fest, dedicado a la música electrónica, que mezcla los gustos de los jóvenes con las tradiciones de sus mayores, y que en estos dos años ha reunido a una gran cantidad de muchachos en el municipio guardense a principios de julio.
La zona, como cualquier zona rural de la actualidad, ha decrecido tanto en su población como en su actividad, pasando de ser casi 10.000 entre los años 70 y 90, a superar vagamente los 5.500 en la actualidad. No es un impedimento para visitar el pueblo y darte cuenta de que guarda ese encanto de sus años fructíferos.

Desde la entrada del pueblo ya puedes apreciar el barrio de La Tejera, que tiene entrada directa a la iglesia de San Juan, ubicada en lo más alto del municipio y que es la más pequeña de las dos iglesias que tiene Guardo. Esta iglesia, de estilo gótico, construida en el siglo XVI, fue levantada sobre un templo románico aún más antiguo, datado sobre el siglo XIII. Suele ser el hogar de ceremonias como bodas y bautizos de un carácter más privado y de una tinta más cercana que las que se realizan en Santa Bárbara.
En el momento en el que nos adentramos hacia el centro del pueblo, puedes encontrar tanto la plaza mayor, en donde se aloja el ayuntamiento, como el ya mencionado Monumento al Minero.
Si giramos hacia la izquierda en esta ubicación, encontraremos la zona de la iglesia de Santa Bárbara, cuyo nombre hace referencia a la patrona del pueblo y que suele mostrarse como gran lugar de ceremonias religiosas. Contiene un interior amplio con decoraciones de un estilo gótico florido, en donde se destacan su Cristo del Amparo, datado sobre el siglo XVI, así como sus múltiples vidrieras, de autor desconocido pero restauradas por Graciliano Roscales.
Del disfrute de los mayores se pasa al de los jóvenes, encontraremos en la avenida Castilla y León la zona de ocio nocturno, en donde desde los años 70, jóvenes y mayores han pasado por la zona de “Los Bajos”, ampliamente conocida por toda la provincia.
Si seguimos con el recorrido, nos encontraremos con la subida hacia los barrios de Las Rozas y Explosivos, donde se encuentra la mayor parte de la industria del pueblo.
Bajando hacia la parte este, encontramos la zona de las piscinas municipales, el campo de fútbol de La Camareta, donde milita el equipo de fútbol, y enfrente el polideportivo de La Bombonevera, donde el equipo de fútbol sala disputa la Segunda División B del fútbol sala español.

Cuando ya parece que el pueblo termina, bajas de nuevo a la zona céntrica y encuentras la plaza de la Constitución, donde el ocio diurno de niños, jóvenes y mayores se ubica. Pasando hacia abajo y cerrando el recorrido, encontramos el Parque Fuentes Carrionas construido en 1990 por el alcalde Carlos Rojo Martínez, que acoge la mayor zona verde de la zona urbana y nos enseña los diversos puentes que se alojan por encima del río Carrión.
El pueblo parece que ya no tiene más de donde tirar, pero de repente aparece la Ruta de los Murales. Creada a partir del año 2022 por el artista Manuel, aparecen una serie de murales y pinturas en fachadas, muros, y edificaciones que brindan un colorido y un distintivo no encontrado en ningún otro lugar de la provincia.

Guardo sigue siendo un lugar ampliamente disfrutable, no solo por sus múltiples recovecos y edificaciones, sino por las múltiples ferias traídas por el ayuntamiento y la gran cantidad de eventos ofrecidos por la AMGU (Agrupación Musical de Guardo), que suelen entretener a los habitantes de Guardo y alrededores con funciones teatrales, conciertos de la banda local y de instrumentos en solitario, así como la oportunidad de poder ver a grandes cómicos y artistas de talla nacional sin moverte del municipio (destacando la aparición de cómicos como Grison o de cantantes de la talla de Serafín Zubiri y Merche).
La AMGU también fue parte de un rito que parecía que hasta hace poco no mostraba tanto interés. Siendo sinceros, muchos guardenses no relacionaban el Camino de Santiago con su municipio, pero desde hace unos años, se volvió a dar a conocer que la etapa 9 pasaba por este viejo camino, y el pueblo no tardó en rendirle un homenaje con eventos, pasacalles musicales organizados por la banda y con varios discursos y actuaciones para poner en valor la presencia del municipio en un elemento tan cultural del panorama español.
Guardo destacó en un pasado por su afluencia y su dedicación a una profesión que hoy en día sigue presente en el municipio, pero en la actualidad sigue destacando, no por ecos del pasado ni por un nombre forjado en épocas anteriores, sino por la hospitalidad de la gente, la fuerza y el carácter que el pueblo muestra y por cómo, si tienes un ratito y decides visitarlo, te quedarás con ganas de volver más de una vez.




