El Cerrato Palentino ha sido el destino señalado para un viaje de cortesía formado por catorce operadores turísticos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Lituania, Grecia, Argentina, China, Cuba, Nueva Zelanda, Polonia, Portugal, Italia y Brasil, entre otros países.
Esta comarca luce un horizonte plagado de colinas verdes y viñedos centenarios. El Cerrato se ha
mostrado en su máximo esplendor en una primavera que deja mostrar la importancia de las bodegas
tradicionales de los barrios cerrateños. La combinación de historia, vino y paisajes han convertido esta experiencia en una ventana abierta a la riqueza cultural y enológica de la región.
Historia y vino, un viaje sensorial
El recorrido comenzó en el barrio de bodegas de Baltanás, un conjunto de más de 350 bodegas excavadas en la tierra, formando una red de laberintos subterráneos que guardan siglos de tradición vitivinícola. Este enclave fue el escenario ideal para la primera toma de contacto de los visitantes con el alma enológica del Cerrato.
La siguiente parada fue el Centro de Enoturismo La Zarcera, donde el aroma a madera noble y frutas maduras marcó el inicio de una cata excepcional. Allí, los participantes pudieron deleitarse con los vinos de Carreprado, conocidos por su equilibrio entre potencia y elegancia, reflejando en cada sorbo la identidad de la tierra. Junto a ellos, los de Señorío de Valdesneros, con su carácter único y notas que evocan el paisaje y su exclusivo ‘Amantia‘, el famoso vino de hielo que ha conquistado los paladares de los visitantes y prescriptores, completaron una experiencia que conquistó los sentidos de los presentes con productos de la tierra reinterpretados por Patxi de La Zarcera.
Tras esta parada gastronómica la travesía ha continuado a través de los anillos del Cerrato, una sucesión de senderos que atraviesan campos en flor y colinas onduladas acompañados de la luz dorada de la tarde, filtrándose entre los viñedos y los campos de cereal.
En Torquemada, la esencia castellana se ha hecho palpable en sus calles de piedra y en el carácter acogedor de sus gentes. El aire fresco, impregnado del aroma de la vid y la tierra húmeda, acompañó el paso del grupo hasta la siguiente parada en Palenzuela, una villa donde la historia se percibe en cada rincón.

Palenzuela, historia abrazada al tiempo
Con un casco histórico que evoca tiempos medievales, Palenzuela ha recibido a los viajeros con su inconfundible perfil de calles empedradas y casas solariegas. En un momento de quietud y asombro, los visitantes contemplaron las ruinas de Santa Eulalia, un monumento que, con su aura de misticismo y su arquitectura marcada por el paso de los siglos, sirvió de telón de fondo para una fotografía de grupo que inmortalizó la experiencia.

Pagos de Negredo
Para culminar esta jornada inolvidable, el grupo ha visitado el viñedo de Pagos de Negredo, un enclave donde la vid crece con el ritmo pausado de la naturaleza y donde el tiempo parece detenerse. Allí, entre hileras de cepas que se alzan como guardianas de la tradición, los visitantes conocieron de primera mano el meticuloso proceso de elaboración de los vinos y la dedicación que hay detrás de cada botella.
Fam Trip enoturístico
Ha sido un viaje a través de los sentidos, un encuentro con la identidad de una tierra que vive por y para el vino. Con su fusión de paisajes de ensueño, patrimonio histórico y bodegas que guardan el secreto de generaciones, el Cerrato Palentino se proyecta como un destino enoturístico único en el mundo.



