Aitana Sánchez
En 1954, un agente muy especial de la Guardia Civil es enviado a Villarino de los Aires, un histórico y recalcitrante “pueblo de brujas” de la provincia de Salamanca, en la frontera con Portugal. Lleva la orden de descubrir, atajar y sofocar un rebrote de brujería que pone en peligro el descomunal proyecto de construcción de los grandes embalses sobre los ríos Duero y Tormes.
Pero, a pesar de su cualificación y experiencia, su misión fracasará por no ser capaz de cruzar otra frontera, esta vez sociológica y cultural. Una frontera inmaterial e intangible, pero dura como la mismísima roca de los agrestes Arribes del Duero.

Con la intención de poner en valor el patrimonio cultural inmaterial, Daniel Cruz Sagredo decidió escribir ‘Las brujas de Zarapayas. Novela etnográfica’, bajo el sello de la Diputación de Salamanca.
Para este escritor, esta novela, contextualizada en la Salamanca y provincia de mediados del siglo XX, “es una forma diferente de hablar de nuestras brujas, las castellanoleonesas”, relata su autor.
Cuando Cruz Sagredo escribió este relato, su primer objetivo fue despertar el interés de los vecinos de Villarino de los Aires, por su propio pasado cultural, “algo que también debería acontecer en otros pueblos castellanoleoneses con tradición brujeril, también en riesgo de olvido y pérdida”, detalla.
Este estudio utiliza un arriesgado formato narrativo, mezcla entre el ensayo, las viejas novelas picarescas y costumbristas y la novela negra actual.
Como se recoge en la portada de la publicación, es una “aproximación al pensamiento mágico; a las brujas en tiempos de nuestras abuelas; al penúltimo rebrote de brujería documentado en Salamanca; y a Villarino de los Aires y otros pueblos de la frontera”.