El Laboratorio de las Artes de Valladolid (LAVA) – Fundación Municipal de Cultura propone para esta semana dos espectáculos que ponen el foco en el recuerdo: Mauthausen. La voz de mi abuelo, basado en las vivencias de un superviviente del campo de concentración, y La despedida, una reflexión acerca de la soledad y el pasado.
El acceso a la representación de La despedida (jueves 8 de abril a las 19,30 horas) es gratuita con invitación. Estas pueden retirarse en la taquilla del LAVA.
Mauthausen. La voz de mi abuelo, es el proyecto personal de la actriz Inma González, nieta de Manuel Díaz, quien sobrevivió al campo de concentración nazi, en el que estuvo preso desde 1940 y hasta su liberación por parte del ejército estadounidense.
El humor, la narración oral, el clown, el monólogo multipersonaje y la fuerte carga emotiva y narrativa de cada elemento sobre el escenario son algunos de los recursos con los que González mantendrá en vilo al público. La fuerza recae en una historia real que es, a la vez, una reflexión sobre la crueldad y un canto a la vida, a la esperanza, a la solidaridad y al humor como tabla de salvación.
El montaje, elegido mejor espectáculo en la Feria de Teatro de Castilla y León 2019, fue candidato a los Premios Max 2019 como mejor espectáculo revelación y mejor dramaturgia y en 2020 como mejor espectáculo revelación. Ha obtenido, además, los galardones a mejor texto y mejor espectáculo en el Festival TOC El Puig 2019.
Las localidades para Mauthausen. La voz de mi abuelo (este viernes, 9 de abril, a las 20,30 horas) están disponibles a un precio único de 10 euros en taquilla y en la página web www.vayaentradas.com
Nuevos talentos en el LAVA
Como parte de su línea de fomento del talento local y apoyo a los nuevos creadores, el LAVA acogerá mañana, jueves 8 de abril, el estreno de La despedida, resultado del Trabajo Fin de Máster ‘Pensamiento y creación contemporánea’ del alumno de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León José Ureta.
La escena introduce al espectador en una situación que no les es extraña: un hogar que se desmantela ante la irrupción de la muerte. El actor y creador del montaje escarba en la memoria de ese espacio familiar a través de sus objetos y de los recuerdos que evocan. La pérdida de un ser querido desata un inevitable sentimiento de soledad y de añoranza, sentimientos sobre los que José Ureta construye esta propuesta escénica.
